viernes, marzo 29, 2024
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“American Factory”, el primer filme que produjo Barack Obama y que ganó el Oscar

Una oscura visión del capitalismo actual y la situación de los trabajadores estadounidenses describe el documental “American Factory”, que el domingo pasado ganó el Oscar en su categoría y que es la primera película producida por el ex presidente de Estados Unidos Barack Obama.

“Felicidades a Julia y Steven, los cineastas detrás de ‘American Factory’ por contar una historia tan compleja y conmovedora sobre las consecuencias humanas de un cambio económico desgarrador. Me alegra ver que dos personas talentosas y francamente buenas se llevan a casa el Oscar por el primer lanzamiento de Higher Ground”, twitteó, para sorpresa del mundo, el domingo a la noche Obama durante la ceremonia del Dolby Theatre.

Julia (Reichert) y Steven (Bognar), a los que felicita el ex presidente, son los realizadores del filme que pone en foco el modo en que la globalización golpea en la clase trabajadora estadounidense y que fue la primera película desarrollada por la productora Higher Ground, que Obama y su esposa Michelle crearon en 2018 “para alentar el poder de las historias contadas”.

El filme, que tuvo su premiere mundial en enero de 2019 en el Sundance Festival, donde ganó el premio a la Mejor Dirección para filmes de no ficción y desde entonces tuvo un amplio recorrido por festivales, fue estrenado en agosto pasado por la plataforma de streaming Netflix, donde se la puede ver.

“American Factory” toma el caso de una empresa ensambladora de autos subsidiaria de la General Motors de la ciudad de Dayton, Ohio, que baja sus persianas en 2008 y que siete años después reabre pero bajo capitales chinos y como una fábrica que produce vidrios para automóviles.

Sobre el cierre de esta ensambladora, Reichert y Bognar -pareja en la realidad y vecinos de Ohio-, habían realizado en 2008 “The Last Truck: Closing of a GM Plant” (de cuarenta minutos de duración y nominada al Oscar al Mejor Cortometraje Documental), y esta fue la base para retomar el trabajo en 2015, cuando la empresa china Fuyao, uno de los principales productores de vidrios para automóviles a nivel mundial, decidió reabrir la planta, en una inversión que en el primer año demandó 500 millones de dólares y en los primeros tres llegó a 1000.

Lo que el filme describe es la vuelta al trabajo de muchos de los antiguos empleados de la General Motors pero bajo nuevas reglas, no sólo por el choque cultural que significa trabajar bajo los parámetros chinos sino básicamente por las condiciones bajo las cuales desarrollan su labor diariamente, con un salario reducido a menos de la mitad, sin posibilidad de sindicalización y con nuevos estándares de productividad.

“Son torpes y lentos”, dice uno de los gerentes chinos a Cao Dewnag, dueño de este imperio industrial, hablando sobre los trabajadores norteamericanos, y una de estos dice a cámara: “en la General Motors ganaba 29 dólares la hora y si mi hijo me pedía zapatillas deportivas nuevas se las compraba, ahora gano 12 y tuve que cambiar el auto”.

Se trata de un retrato de la Ohio postindustrial que describe la inexorable marca de la globalización al interior del mundo fabril y manufacturero de los Estados Unidos.

“Al principio creímos que estábamos contando la intimidad de la brecha entre estos dos mundos al interior de una fábrica, pero luego nos dimos cuenta que esta película era la oportunidad de ofrecer una fotografía de la fuerza laboral global hoy y cómo le está yendo”, aseguró Bognar en una entrevista concedida al Festival Doc 10 de Chicago.

La película fue filmada entre 2015 y diciembre de 2017 y a lo largo de estos tres “intensos años en los que estuvimos en sus casas y en su fábrica”, Reichert y Bognar registraron 12.000 horas de material que en un primer corte redujeron a ocho hasta llegar a la hora cincuenta minutos de duración que tiene el filme.

La carrera cinematográfica de los realizadores no es reciente, sino que son viejos conocidos del registro directo: Reichert es un nombre importante en el documental independiente norteamericano desde su aparición, cuando en 1970 realizó “Gorw Up Female”, uno de los primeros trabajos fílmicos sobre el feminismo y en el que registró la vida de mujeres entre 4 y 35 años.

Antes de la noche del domingo, había sido nominada a los Oscar en otras tres ocasiones: en 2010 junto a Bognar por “The Last Truck”; en 1984 por “Seeing Red” y en 1976 por “Union Maids”.

El Oscar le llegó a los 73 años, cuando cursa un cáncer irreversible pero continúa contando las historias de sus “vecinos”.

“Lo más importante es quiénes son nuestros vecinos, con los que nos vemos y compartimos todos los días. Nuestros vecinos son trabajadores postales, maestros de escuela y algunos trabajadores de fábricas, personas normales, por eso nos interesan las historias reales por las que está pasando nuestra comunidad”, destacó en una entrevista reciente.

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