jueves, abril 18, 2024
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Científicos argentinos señalan precios excesivamente altos y demoras en la entrega de insumos claves

Científicos y científicas de distintos institutos del país indicaron que los insumos que utilizan para sus pruebas de laboratorio, como drogas o reactivos, valen “tres o cuatro veces más que en Estados Unidos”, y afirmaron que las demoras en las entregas van entre 60 y 90 días, lo que “va en detrimento del proceso de investigación”.

“Es histórico en la Argentina que los precios de los insumos para investigación siempre valieron tres o cuatro veces más que el precio en Estados Unidos, expresado en dólares”, indicó a Télam la doctora en Bioquímica Mariela Gironacci, investigadora del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas (IQUIFIB) “Alejandro Paladini”.

En tanto José María Delfino, investigador superior de IQUIFIB, añadió que “éste no es un problema de ahora sino que es histórico”, y detalló que, “paradójicamente, hay más dificultades cuando uno tiene que realizar una compra y hay en el país representantes de la compañía que comercializa el insumo, porque interfieren en el proceso y eso encarece el producto”.

En el mismo sentido, Silvia Longhi, también doctora en Bioquímica e investigadora del Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI) “Dr. Héctor Torres”, describió que “hace unas semanas estaba buscando un reactivo para la extracción de ARN en un solo paso”.

La especialista averiguó que un frasco de ese producto de 50 mililitros salía 304 dólares.

“Como tenía representante en la Argentina, le escribí preguntando el precio, si tenía stock y cuánto tardaría el envío. Cuando me pasa la cotización, me dice que me saldría 2.500 dólares (con IVA incluido) y que plazo de entrega era de 60 a 90 días”, detalló.

La diferencia de precios, según las representaciones en la Argentina, se basan en el costo del traslado, el hielo seco y demás normas de bioseguridad que requieren esos insumos y los impuestos.

“Esto no sólo va a en detrimento de la investigación en sí, sino también de los subsidios que recibimos porque uno hace un estimado en dólares según los precios que se establecen en el momento que se pide el subsidio pero luego aparecen este tipo de presupuestos”, sostuvo Longhi.

También el doctor en Bioquímica Marcelo Vatta, investigador del Instituto de Inmunología, Genética y Metabolismo (INIGEM), expuso un ejemplo a través de “presupuestos” sacados por internet de la empresa Sigma-Aldrich.

“Un reactivo muy utilizado, que es el EGTA, en Estados Unidos los 500 gramos valen 1.280 dólares, mientras que en la Argentina el valor es de 3.775 dólares, y, en Chile, de 1.030 dólares, incluso menos que en Estados Unidos porque hacen compras en cantidad y obtienen descuento”, sostuvo.

La demora es otro de los inconvenientes: “El investigador necesita los insumos (una droga o un reactivo) para hacer un experimento en un término no mayor a una semana o dos; uno podría pensar que acá demore quince días, por ejemplo, pero nunca un mes, y mucho menos seis meses; porque si a uno se le ocurre planificar un experimento son ciclos y no se puede esperar ese tiempos, va en contra de la investigación”, describió Delfino.

Gironacci, quien es responsable de uno de los proyectos IP Covid-19 que ganó el subsidio de la convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), señaló que “este proyecto es urgente y sin embargo los proveedores me estiman un plazo de entrega de 60 a 90 días, después de realizado el pago, aún sabiendo que se trata de una investigación para la pandemia”.

Por su parte, el doctor en Ciencias Médicas Martín Vilapetroff, investigador del Centro de Investigaciones Cardiovasculares (CIC) “Dr. Horacio Eugenio Cingolani”, indicó que “otro problema es que, como no hay control de estas compras, si un insumo viene en mal estado, por ejemplo porque perdió la cadena de frío y las enzimas ya no sirven, no tenemos cómo reclamar”.

Ante esta situación, los investigadores optan por hacer compras ellas y ellos mismos cuando viajan a congresos y capacitaciones en el exterior lo que, a causa de la pandemia, hoy es imposible como solución alternativa.

“La compra de los insumos en el exterior tiene dos problemas adicionales. Por un lado, que te cobran el impuesto país, entonces, aunque uno recupere el importe de lo que compró el impuesto lo absorbe el investigador; por el otro, ahora muchas compañías si no envían la mercadería a un instituto no te venden”, cuenta por su parte la doctora en Ciencias Médicas Celeste Villa Abrille del Centro de Investigaciones Cardiovasculares (CIC) “Dr. Eugenio Cingolani” de La Plata.

“En definitiva- concluyó Longui- los científicos perdemos horas averiguando presupuestos, haciendo gestiones para conseguir los insumos, buscando que alguien viaje para proveernos, entre otras cuestiones, cuando esas horas las deberíamos dedicar a diseñar nuestras investigaciones. Esto, en definitiva, va en contra del avance del conocimiento”.

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