viernes, abril 19, 2024
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El vinilo volvió para quedarse

Ya no es una rareza para coleccionistas. Las ediciones de rock argentino que ya salieron y que están por salir. Opinan músicos y ejecutivos.

Primeros fueron unos casos aislados, pero mes a mes fueron aumentando, hasta que hoy no caben dudas: el vinilo de rock argentino volvió para quedarse. Ya no es una rareza para coleccionistas ni un capricho para artistas snob, sino una tendencia que se consolidó y representa un negocio más que interesante para todos, retrató Tiempo Argentino.

En Argentina, uno de los primeros músicos en volver a abrazar esta vuelta del vinilo fue Gustavo Cerati, en 2009, con su disco solista Fuerza natural. Unos años antes, es justo reconocerlo, artistas independientes como Boom Boom Kid exploraron esa posibilidad y sacaron tanto simples como LPs.

En la actualidad, la lista de ediciones de vinilos de rock argentino se amplía cada mes, al punto que Los Cafres lanzaron todo su catálogo, la compañía Sony Music promete para fin de año una veintena de reediciones de “rock nacional” clásico, y la productora 300 se sumó con la importación de todos los discos de un favorito de los rockeros locales, el franco-español Manu Chao.

Según Damián Amato, presidente de Sony Music Sur, “la realidad es que hay una tendencia mundial donde Argentina no se ha quedado afuera, y es que hay un nicho interesante de mercado para la venta de vinilos. Nuestro criterio fue lanzar discos que originalmente salieron en vinilo, incluyendo títulos tan emblemáticos como Artaud y Pescado 2. Y queremos darle una continudidad, inicialmente dentro del rock, que es donde mejor funciona. Habrá una segunda tanda y luego iremos viendo de sacar discos que sólo habían salido en compact. Eso sí, al ser un producto importado, es difícil que el margen sea bueno, pero creo que hay que mirarlo como un negocio a largo plazo, donde lo importante es que la gente está volviendo a estar dispuesta a pagar por música, en el formato que sea.”

A los números: como referencia, en Estados Unidos, en 2013, se vendieron 165 millones de CDs (57% del total) y 6 millones de vinilos (2%). Es un porcentaje pequeño, pero así como en un año se redujo la venta de CDs en un 14,5%, el vinilo viene aumentando de manera sostenida.

En Argentina no hay cifras globales de toda la industria discográfica, pero en Warner Music aseguran que ya llevan vendidos más de 15 mil copias, una cifra enorme. Según Diego Villanueva, marketing & artist branding manager, “Hay que recordar que todo empezó con el vinilo, que era el formato en que se escuchaba música. Después, con las nuevas tecnologías, se fue eliminando. En Warner nosotros cada vez editamos más, y tenemos un catálogo de casi 200 títulos. Los grandes artistas ya sacan sus nuevos trabajos casi en simultáneo en CD, digital y vinilo, por ejemplo Calamaro, Coldplay y Maná. Es como un nuevo chiche que tiene la industria, donde las nuevas generaciones lo están descubriendo y para otros es coleccionismo. La tendencia viene muy bien y es una pata más del negocio, aunque lo más fuerte sigue siendo el CD y la venta digital. Los vinilos más vendidos son Fleetwood Mac, Led Zeppelin, Ramones y Van Halen. De todas formas, cabe aclarar que un best-seller son 300 copias, ¡y de algunos títulos sólo trajimos 5! Son 100% importados de Europa, con costos en euros, porque no hay fábricas en Sudamérica, y eso es una desventaja para nosotros.”

Boom Boom Kid, un músico pionero en editar sus trabajos en vinilo, reflexiona: “Esta tendenciame agarra bien parado porque el vinilo se pone de moda, hay más gente con bandejas y eso me permite bancarme los delirios. ¡Puedo sacar más discos y delirarme más! El único problema es que ahora hay mucha demanda de fabricación y se tarda mucho tiempo en imprimir un vinilo. Antes no se tardaba tanto.”

Por su parte, Andrés Calamaro, un melómano confeso, reflexiona que, “Para distinguir que un vinilo suena mejor que un CD, sospecho que hace falta invertir una fortuna en un equipo de música en condiciones y tener un disco que no esté rayado.”

Bobby Flores, musicalizador famoso por su gran colección de álbums, coincide. “A mí me gusta el disco como objeto cultural. Rescato mucho de nuestra época esa actitud zen de juntarse seis pibes en un cuarto para sentarse a escuchar un disco. El vinilo tiene esa cosa hipnótica de mirar la púa y ponerse a examinar con detenimiento la tapa y el sobre interno. La desventaja es que actualmente no hay un equipo barato para escuchar un vinilo. No hay un Winco. Si querés escucharlo, tenés que estar bien equipado, y eso es carísimo.”

Gonzalo Albornoz, bajista de Los Cafres, cuenta que ellos prefirieron lanzar todo su catálogo de golpe, con ocho títulos. “Ya que lo hacemos, lo hacemos completo, dijimos. Creemos que tenemos un publico seguidor fiel y bastante fanático que es amante de la música. El único problema fue que en algunos discos no entraban todos los temas de los CD y hubo que hacer una elección para dejar alguna canción afuera. Creo que, si bien el CD remplazó al vinilo, no lo reemplazó con el mismo nivel de calidad de audio y se perdió el arte de tapa y la mística que tenía para los amantes de la música, como una pieza u obra de arte completa.”

Charly García, cuando en 2012 lanzó un álbum doble que tituló 60×60, explicó: “El vinilo era algo orgánico, que llenaba el cuarto con el sonido envolvente de los bajos, el ataque de las guitarras, la calidez de las cuerdas, el repicar de redoblantes. El ruido de púa podía mezclarse con el placer pero era, en última instancia, un gentil memento mori, porque la música se hizo para la gente y los vinilos, como los humanos, también reflejaban el paso del tiempo.”

Carca, que este año reeditó un disco de 1996 y sacó un compilado en CD y vinilo, dice que un factor importante para encarar la tarea fue que “por suerte tengo buena relación con la gente que sacó esos discos, así que soy dueño de casi todos los masters.”

Lo dicho, el vinilo volvió para quedarse. Paradógicamente, así como en los años ’80 eran más baratos que un CD, y luego se pusieron muchísimo más baratos, ahora son un objeto casi de lujo, con precios que duplican o triplican al CD. Así es como se armaron dos circuitos diferentes: por un lado, el mundo de los coleccionistas que pagan fortunas por una edición original, y por otra parte las reediciones actuales que también están hechas en vinilos de mayor peso y calidad. De una forma u otra, los “jóvenes adultos” (como los catalogan los estudios de marketing) descubrieron que es posible escuchar música con más calidad que los pobres parlantes de un equipo de computación. La experiencia vale la pena, y tanto músicos como público y empresarios lo celebran.

 

 

 

Los que ya salieron

Miguel Abuelo: Miguel Abuelo et Nada.
Los Álamos: Luces blancas.
Babasónicos: Muñeco de Haití (EP), Romantisísimo.
Boom Boom Kid: Ex corde vita, European tour souvenir, Flexi tour USA, Música sin la intervención de Cristo, Smiles from Chapanoland.
Los Cafres: Frecuencia Cafre, Instinto, Suena la alarma, Espejitos, Quién da más, Hombre simple/Barrilete, El paso gigante.
Andrés Calamaro: Bohemio, En directo Bohemio Tour (EP).
Carca: A un millón de años blues, Carca Registrada.
Catupecu Machu: El mezcal y la cobra.
Gustavo Cerati: Fuerza natural.
El Mató A Un Policía Motorizado: El nuevo magnetismo (2003-2012).
Fun People: Anesthesia, Desarme, Todo niño sensible sabrá de qué estamos hablando.
Charly García: 60 x 60.
Los Gatos Salvajes: Los Gatos Salvajes.
Miranda!: Es imposible, Safari.
Soda Stereo: Soda Stereo.

 

 

 

Dos libros que reflejan pasión por el formato.

  • Díscolo (Desobediencias creativas del packaging discográfico): El taller gráfico Grafikar, junto con el estudio de diseño Sujeto Tácito, compiló detalles técnicos de 100 tapas emblemáticas de su producción. Con anécdotas de músicos y diseñadores, además de prólogo de Rocambole.
  • Ponete un disco: Pablo Garber se propuso un ensayo fotográfico para revalorizar al vinilo, su estética y su relación intimista y personalizada con los oyentes. Para ello, retrató a 50 músicos, periodistas especializados y amantes de la música con su rostro oculto por la tapa de algún viejo vinilo al estilo “sleeveface”. También incluye recuerdos y textos de cada uno de los retratados.

 

 

 

Récord de ventas

La edición de Lazaretto, segundo disco solista de Jack White, salió en mayo y vendió 40 mil copias, todo un record. Además, aprovechó las posibilidades únicas del vinilo: hay dos temas ocultos en el centro (uno para escuchar a 78 rpm y otro a 45 rpm), el lado A va “de adentro hacia afuera”, y la introducción de un tema depende de dónde se apoya la púa. Y trae un holograma.

 

 

 

Las locuras tecnicas

Hay un territorio poco explorado sobre las posibilidades de fabricación que traen los vinilos, y es justamente lo que muchos artistas (como Jack White, ver arriba) están probando con sus ediciones actuales. Se trata de variantes sobre el espiral que recorre la púa a lo largo del disco. Algunas posibilidades son:

Final cerrado: al terminar el espiral, en el centro del LP, se puede hacer un círculo para que la música nunca deje de sonar. Es un “loop” dos segundos, que históricamente usaron los Beatles en ” A day in life” (ruido a cintas procesadas), ABBA en Super trouper (aplausos), Lou Reed en Metal machine music, y Pink Floyd en “Alan’s psychedelic breakfast” (gotas de agua).

-Espiral de adentro hacia afuera: es apoyar la púa en el centro, y ver como “avanza” hacia los bordes. Aquí hubo un maxi de Miguel Mateos con esta técnica.

Surcos paralelos y al azar: también es posible incluir más de un espiral en un disco. Pueden ser paralelos y cada vez que uno apoya tiene 50% de probabilidades de escuchar un espiral diferente. Cuando son más de dos, se los llama “roulette” o “al azar”. Solo hay que tener en cuenta que la duración total de cada espiral que se agrega es proporcionalmente menor. ¿Ejemplos? Marillion con Rush’n’roulette y un flexidisc de la revista Mad.

 

 

 

Se vienen

Almendra: Almendra.
Cerati-Melero: Colores santos.
Charly García: Parte de la religión.
Charly García-Pedro Aznar: Tango, Tango4.
Invisible: Durazno sangrando, El jardín de los presentes.
Manal: El león.
Pescado Rabioso: Pescado 2 (con libro), Artaud (tapa original).
Soda Stereo: Nada personal, Signos, Ruido blanco, Doble vida, Canción animal.
Luis Alberto Spinetta: A 18’ del sol.
Sui Generis: Vida.
Sumo: Divididos por la felicidad.
Virus: Superficies de placer.

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