viernes, abril 19, 2024
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En Netflix estrenan serie para los que extrañan “Black Mirror”

 

¿Qué madre de adolescentes no soñó alguna vez, aunque jamás se atreva a decirlo, con poder controlar la vida de sus hijos? Bajo la legítima excusa del amor y la protección se pueden cometer errores imperdonables, y sobre ello versa esta ficción que llegó hace pocos días casi en silencio a Netflix.

Con el título local de Crisis en la niñez (On children es su nombre en inglés), la miniserie dirigida por Wei-ling Chen ofrece historias unitarias con duración de pequeñas películas.

Todas giran en torno a cómo la sociedad actual -y especulando un poco con lo que el futuro cercano pueda traer- presiona a hijos y padres para obtener éxito en todos los aspectos de tal manera que los avances de la tecnología se orientan a “solucionar” estos conflictos, eso sí; de formas amorales y éticamente cuestionables.

Es en este sentido que On children recuerda a la aclamada serie británica Black Mirror, por su mirada distópica sobre nuestro probable devenir y la deshumanización a la que vamos encaminados.

En el primer episodio, titulado “El control remoto de mamá”, la protagonista es una madre soltera que lucha por darle una buena educación y vida a su hijo, a punto de entrar en la secundaria. Una heroína cotidiana reconocible por cualquiera, hasta que un día el chico baja sus calificaciones escolares y ella desespera. Alguien le acerca un dispositivo tan mágico como deleznable: un control remoto con el cual mamá puede “rebobinar” las horas del retoño y hacer que, por ejemplo, el nene curse diez veces la misma clase así aprende sus contenidos.

El joven empieza entonces a experimentar su “Día de la marmota”: todas las jornadas son iguales, siempre es mièrcoles 7 de junio, y deberá prestar atención a todo lo que le pasa para ir sacando provecho de la experiencia. Luego del escozor inicial, el atribulado chico mejora sus notas, entonces la madre -que aquí ya empieza a mostrarse como una maniática- le suelta un poco la soga: lo deja salir un rato después de clases y le compra un celular con internet “sólo para consultar diccionarios”.

Pero los chicos son chicos. Y será inevitable que Pee Wee haga cosas relativas a su edad: se escape con los amigos, y se enamore de una chica. Esa relación será fatal para mamá, que se revela como una mujer posesiva e insegura, un cóctel que sumado al poder real que tiene sobre su pobre vástago, traerá resultados terribles.

El sometimiento de esta mujer para con el joven es total y cruel. Y el “día de la marmota” volverá a su vida pero de una manera aún más atroz. El precio de ese tipo de control será impagable.

El resto de los episodios contiene relatos de similar perspectiva, todos apasionantes y atemorizantes. Llama la atención que el eje de casi todos es la agobiante exigencia académica y la premisa del aparentar el éxito. El sistema escolar taiwanés se describe como lapidario, y la necesidad de sentirse élite puede llevar a cometer locuras. En el tercer capítulo, titulado “El último día de Molly”, otra vez una madre se anima a utilizar un artefacto aún en fase de prueba, para hurgar en la mente de su hija suicida e intentar comprender por qué tomó esa decisión.

No apta para corazones sensibles, “On Children” es desgarradora y brutal, está bien actuada y realizada. Como plus, nos ofrece una ventana hacia una región exótica para Occidente, la modernísima y compleja Taiwán. (Diario Bae)

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