viernes, marzo 29, 2024
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Fondos del exterior volvieron al país y ayudaron a bajar el dólar

 

 

Mario Blejer contó que esa fue una de sus premisas cuando le tocó presidir el Banco Central en 2002, en lo peor de la peor crisis económica de la historia Argentina. Blejer fue el creador de las Lebac, las letras que Federico Sturzenegger popularizó entre los inversores minoristas al punto tal de provocar una bola de nieve que ahora el mismo Banco Central, bajo la gestión de Luis Caputo y con la tutela del FMI, se apresta a desarmar.

Este miércoles, la codicia le ganó al miedo y el dólar bajó. No solo por las ventas de divisas del Banco Central: u$s195 millones, un monto importante pero lejano a los más de u$s 1400 millones que supo liquidar en un día, al inicio de la corrida cambiaria, a fines de abril. Sino por los rendimientos que ofreció el Ministerio de Hacienda en las Lecap, las Letras Capitalizables en pesos que ofreció a los inversores para acompañar el desarme de Lebac.

Según dejaron trascender fuentes oficiales y convalidaron en el mercado, más del 30 por ciento de la suscripción de Lecap llegó del exterior. Fondos de inversión cambiaron dólares por pesos para comprar estos instrumentos, que rinden 50 por ciento anual.

El Ministerio de Hacienda colocó ayer $107.374 millones en Lecap, a 132, 160 y 374 días de plazo. Más de un tercio de ese monto fue suscrito por fondos del exterior: que cambiarán entre u$s900 y 1000 millones a pesos en los próximos días. Esa cantidad se materializará en las reservas del Banco Central.

Para contar un ingreso de capitales financieros del exterior de esa magnitud -algo tan habitual durante 2016 y 2017- hay que remontarse a mediados de mayo, cuando la presión sobre el dólar había comenzado y el BCRA había convalidado un salto desde los $20 a los $25. Cuentan en la city que Caputo, entonces ministro de Finanzas, convenció a dos fondos de inversión, convenció a dos fondos de inversión, Templeton y Blackrock, para que suscribieran u$s3000 millones en Bonos del Tesoro en pesos. Los Botes significaron una inversión a pérdida. Templeton perdió u$s1230 millones por su deuda argentina en pesos con el salto del tipo de cambio, según publicó el Financial Times a comienzos de septiembre.

En esta ocasión no habría habido un salvador a pedido, coincidieron dos fuentes del mercado. En cambio, se habría tratado de un reposicionamiento en bonos argentinos de fondos del exterior que perciben que el dólar podría estabilizarse en estos valores y eso les permitiría hacer carry trade: comprar bonos argentinos de corto plazo a tasas altísimas y obtener un muy buen rendimiento en dólares si la divisa no se dispara. Como referencia, la bicicleta financiera con fue una opción altamente rentable cuando las Lebac rendían menos de 30 por ciento anual.

¿La razón del problable cambio de tendencia? Tanto en Wall Street como en Buenos Aires se extiende el rumor de que el nuevo acuerdo con el FMI implicaría un desembolso adicional de entre u$s15.000 y 20.000 millones a los u$s50.000 millones ya comprometidos, además del blindaje solicitado para los vencimientos de deuda de 2019. Ni el Gobierno ni el Fondo dieron precisiones sobre las negociaciones, pero no negaron una ampliación del crédito.

En ese marco, el riesgo país, que hace dos semanas rozó los 800 puntos, bajó hasta las 620 unidades y las acciones argentinas continuaron recuperándose, tanto en la Bolsa porteña como en Wall Street.

Javier Alvaredo, director de la consultora ACM, lo explica así: “Esto podría ser una bisagra para salir de la emergencia y el riesgo de default que venía priceando el mercado”. Pero advierte: “Hay que ver cómo siguen las noticias: los precios de los commodities, las elecciones de Brasil, la tasa del Tesoro de Estados Unidos…”.

El desafío del “supermartes” del desarme de Lebac parece superado. Y el Banco Central se comprometió a mantener tasas altas, en torno al 60%, al menos hasta diciembre. Eso es terreno fértil para que la codicia le gane al miedo.

El gran problema es el impacto en la economía real. Las tasas altas profundizan la recesión. La tasa de adelantos de cuenta corriente, los giros en descubierto a los que apelan las pymes para fondearse en el cortísimo plazo, rozaron ayer el 70 por ciento anual. Las familias que necesiten financiamiento deben pagar hasta 100 por ciento para pedalear la tarjeta de crédito o sacar un préstamo personal.

El dilema es palpable: las tasas altas ayudan a estabilizar el dólar y a bajar el riesgo país, pero rompen el financiamiento a la economía real. La gestión Sturzenegger aprovechó el carry trade para sumar reservas con dólares baratos, a costa de la apreciación cambiaria y las tasas altas. El nuevo acuerdo con el FMI involucrará una meta de acumulación de reservas.

Fuente: TN

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