sábado, abril 20, 2024
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A 45 años del primer álbum de Almendra

Según los registros de la vieja compañía discográfica RCA, el 29 de noviembre de 1969 salió el LP debut del grupo integrado por Rodolfo García, Edelmiro Molinari, Emilio Del Guercio y Luis Alberto Spinetta.

Tal vez fue un error, un accidente o un sueño. Al final de cuentas, todos los hitos históricos surgen de un error, de un accidente o de un sueño.

Quizás fue una rebelión. Alguien se rebela, inicia una revolución de las formas y de pronto está edificando su propio continente.
Seguramente fue magia. Todo nacimiento genera magia, y los primeros pasos de Luis Alberto Spinetta fueron la construcción de su propio reino. En esa Nueva Tierra, el primer estandarte que plantó fue Almendra, tal vez la clase de banderas que uno quiere ver cuando se pregunta si la música popular aún tiene la originalidad y vitalidad necesaria para realmente valer la pena.

Sobre los días finales de la década del ’60, hoy hace exactamente 45 años, Almendra sacó su primer álbum, tras haber editado varios simples, y mostró la real dimensión de un estilo honesto, singular y sin compromisos. Su música era esencialmente ciudadana y bien porteña, con reflejos de bossa-nova, aires de jazz e influencias tan dispares como los Beatles, Waldo de los Ríos y Astor Piazzolla. Surco tras surco del vinilo, tema a tema, su poesía parecía inagotable y presentaba asombrosos picos de creatividad con un lenguaje transparente y tierno, retrató Tiempo Argentino.

No sería exacto definir al arte de Spinetta ni el de Almendra como el producto de un error, un accidente o un sueño. Tampoco como la consecuencia de una rebelión. Ni siquiera como un toque de magia. Es una indivisible dimensión de iluminadas precisiones poéticas y musicales.

EL PRIMER CONTRATO

Almendra fue un clásico grupo armado entre compañeros de colegio y del barrio. En su caso, Bajo Belgrano. Hacia 1965, Rodolfo García tocaba la batería en un conjunto llamado Los Larkins, y un amigo le había comentado que tenía un pariente lejano que cantaba muy bien y hacía temas de los Beatles. Era Luis Alberto Spinetta, que recibió la invitación para ir a un ensayo.El baterista quería integrarlo, pero los demás dudaron porque era muy chico: tenía casi cuatro años menos. Cuando el guitarrista entró al servicio militar, pudieron tocar juntos. Lo mismo ocurrió con Edelmiro Molinari, que tenía otra banda llamda Los Sbirros, junto con Emilio Del Guercio, y que se sumó a García y Spinetta. Eventualmente, Larkins y Sbirros se fusionaron, y cuando Rodolfo volvió de la colimba se terminó de armar Almendra, que brevemente también tuvo un tecladista. Era marzo de 1968.

Siempre con centro de operaciones en la casa de los padres de Spinetta, en Arribeños entre Congreso y Quesada, la banda fue forjando un repertorio de temas propios, algunos inicialmente en inglés y otros en castellano. Ahí fue donde acudió a verlos el famoso productor radial y discográfico Ricardo Kleinman, tras una invitación del grupo al conocerlo en un recital de Los Gatos en el Teatro Payró, a mediados del ’68.

Según contó Rodolfo García, “cuando finalizó el ensayo, Kleinman nos dijo ‘Bueno, ustedes van a grabar en la RCA, ¿qué necesitan, más músicos, un arreglador?’ ¡Era el sueño del pibe!”

De inmediato, el productor le pasó tres temas de Spinetta a un famoso artista suyo, el dúo Barbara y Dick, que los grabó, y la revista Pinap ya describía a Luis como “un pequeño Lennon nacional”.

Después, en noviembre, Almendra entró a los estudios de RCA para grabar su primer simple:“Tema de Pototo (Para saber cómo es la soledad)” y “El mundo entre las manos”. Ahí mismo, en esas sesiones, pasó de visita Leonardo Favio, quien decidió grabar una versión propia del “Tema de Pototo”, que salió antes que el disco de Almendra y se convirtió en un éxito masivo.

UN GRAN AÑO

A lo largo de 1969, Almendra tocó muchísimo en vivo. Durante el verano estuvieron en Mar del Plata y fueron enviados por su discográfica a un festival en Perú. En marzo fue su debut oficial en Capital, en el Instituto Di Tella, dentro de un ciclo donde también tocó Manal. En abril llenaron el Teatro Del Globo, en un recital que décadas después salió editado por Página/12 en un CD. En junio tocaron en el ciclo “Beat Baires” del Teatro Coliseo, que se llevaba a cabo en el insólito horario de domingos por la mañana.

También actuaron en programas de televisión y hasta filmaron un corto en 35 mm que se vio en los cines dentro del noticiero Sucesos argentinos y que hoy está en YouTube.

Pero nada fue fácil: la policía se los llevaba presos periódicamente, sólo por el hecho de tener el pelo largo, una práctica habitual durante la dictadura de Juan Carlos Onganía.

Ya hacia mitad de año, el grupo comenzó a grabar su álbum debut, con arreglos de Rodolfo Alchorrón y músicos invitados especialmente para las secciones orquestadas, además de Rodolfo Mederos en bandoneón.

“Alchorrón apareció con un cuadernito y un lápiz –recordó Rodolfo– para tomar nota y trabajar con nosotros.” Según Luis: “Hice los arreglos a capella y él los transcribió, corrigiendo algunos errores.”

El resultado fue un disco sorprendente, que sobresalió de inmediato en el panorama local por su personalidad, belleza y frescura. No era el pop/beat de Los Gatos, el blues urbano y rockero de Manal, la psicodelia de Los Abuelos de la Nada, ni el sonido áspero de Vox Dei. Sin embargo,era claramente un exponente más de ese mismo sonido nuevo y joven, que a lo largo de los años se llamó “rock progresivo”, “rock nacional” y “rock argentino”, en oposición a la “música comercial” de los conjuntos prefabricados por discográficas y productores.

En total, el LP Almendra tiene nueve temas, siete pertenecientes a Spinetta, uno de Edelmiro Molinari (“Color humano”) y el otro de Emilio del Guercio (“Que el viento borró tus manos”). No incluye los cuatro temas de los discos simples editados ese mismo año, y las canciones publicadas consiguen saltar de un estilo a otro con asombrosa naturalidad, conformando un abanico que refleja una variedad de raíces musicales, desde el tango, el jazz y el folklore, hasta el mismísimo Sgt.Pepper de los Beatles, todo puesto a la par, sin seguir estructuras ni esquemas obvios, pero unidos por una intepretación de belleza pura, con una poética sin parangón.

El lado A abría con “Muchacha (ojos de papel)”, una canción de amor acústica con exquisitos arreglos vocales, que se convirtió de inmediato en un clásico. Después, con osado volantazo estilístico y duración de nueve minutos, venía “Color humano”, con coros de Edelmiro y su magistral solo de guitarra y uso del wah-wah. Para la época, una locura porque rompía con la regla tácita y costumbre radial de las canciones de apenas tres minutos o incluso menos.

Aún más jugado era el tercer tema, “Figuración”, con flauta tocada por Emilio y coros de “Pappo, Sam y demás cirqueros”, un dato muchas veces olvidado. El lado A concluía con un rock poderoso que también se convirtió en hit: “Ana no duerme”, un rock enérgico con el aporte de Santiago Giacobbe en órgano.

El lado B comenzaba con un tema de desbordante ternura, “Fermín”, que en la ficha técnica especificaba que se grabó con un “ambiente de hospicio” y con Emilio en la primera voz. La emotividad y el efecto piel de pollo se multiplican en el siguiente track: “Plegaria para un niño dormido”.

El tercer tema es “A estos hombres tristes”, de una poesía impresionante y frases como“Salva tu piel que la ciudad le llevó el verano, ponte color que al morir los hombres son blancos, más blancos que al volar, sin volver. Tu tienes pies y tienes manos, pero no se ven, si tus pies nacieron manos déjalos correr, y si tus manos con las plantas déjalas correr. Si tienes voz tienes palabras, déjalas caer, cayéndose suena tu vida aunque no lo creas.”

Penúltimo es “Que el viento borró tus manos”, nuevamente con la voz de Emilio y el sonido de su flauta. Culmina, como auténtica tour de force, la orquestada “Laura va”, con cuerdas, bronces, bandoneón y un clima sólo comparable al “She’s leaving home” de los Beatles, pero pasados por el tamiz de Piazzolla.

En los textos del sobre interno, Almendra escribió: “Agradecemos al hombre de la tapa y a todos los habitantes de este planeta, que de alguna forma y otra contribuyeron a la realización de este long play.”

Un mes y medio después, para publicitar el lanzamiento, la banda repartió un texto escrito a máquina y fotocopiado, que se distribuyó como volante. Decía: “A lo largo de seis meses de intenso trabajo, de proposición total hacia lo que es nuesrto, hemos comprendido que lo que en un momento puede llegar a trascender deja de ser exclusivamente propiedad del autor y se transforma en algo legítimamente de todos. Por eso, la salida de nuestro primer long-play es una fecha importante tanto para nosotros como para ustedes. Es nuestra salida hacia ustedes.”

Como cierre al recuerdo de este álbum que aún hoy sigue destilando vigencia y permite seguir descubriéndole detalles de genialidad, una definición del propio Luis Alberto Spinetta resulta adecuada: “Tocar música desde la realidad es la idea avasallante que crea rock por doquier, sin más que al vivir en la intensidad de los lugares y a la vez desear una profunda cadencia que corte la húmeda tanguinolencia de río antiguo de Buenos Aires.” «

 

Los símbolos de las canciones

 

Un famoso detalle de la contratapa y sobre interno del álbum es que tenía unos enigmáticos símbolos al lado del título de las nueve canciones. Eran un ojo, una lágrima y una sopapa. La explicación estaba ahí mismo, en la hoja interna, que aquí reproducimos. En cuanto al arte de tapa, que la discográfica quiso boicotea, fue hecho por el propio Spinetta. “Dijeron que lo habían perdido, pero fui a casa y lo hice de nuevo”, cuenta en el libro de Eduardo Berti.

 

Los simples y el lp

 

Antes del álbum: a finales de años ’60, todavía se lanzaban discos simples con dos canciones que no siempre terminaban incluidas en los “long-play”. En el caso de Almendra, el grupo comenzó a editar temas casi un año antes: el 20 de septiembre de 1968 salió “Tema de Pototo (Para saber cómo es la soledad)” con “El mundo entre las manos” en el lado B. Tres meses después, el 2 de diciembre, apareció “Hoy todo el hielo en la ciudad” con “”Campos verdes”. Y poco antes de la salida del LP, se relanzó el “Tema de Pototo”, pero con “Final” en el lado B.

Los temas del disco: las cuatro canciones del lado 1 del debut de Amendra eran “Muchacha (Ojos de papel)”, “Color humano”, “Figuración” y “Ana no duerme”. En el lado 2 había cinco temas, “Fermín”, “Plegaria para un niño dormido”, “A estos hombres tristes”, “Que el viento borró tus manos” y “Laura va”.

El siguiente simple: en 1970, unos días antes del segundo álbum, salieron “Hermano perro” y “Mestizo”.

En el camino: desechado por el éxito del “Tema de Pototo”, tanto en la versión de Almendra como la popularísima versión de Leonardo Favio, en 1969 quedó sin publicar “Gabinetes espaciales”, que recién apareció en compilados posteriores.

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