Desafiante, Carrió votó a favor de un proyecto de ley del kirchnerismo
Es el que prevé que los aviones de bandera nacional lleven un logo de Malvinas; la Cancillería lo desaconsejó
Que Elisa Carrió es impredecible ya nadie lo discute. Ella no concibe la política como sometimiento a la disciplina partidaria, y bien lo demostró ayer -otra vez- ante el estupor de sus compañeros del oficialismo: en la Comisión de Relaciones Exteriores, que ella preside, Carrió no sólo firmó un proyecto de ley del kirchnerismo, sino que además desairó un comunicado de la Cancillería que lo desaconsejaba.
La iniciativa en cuestión establece que todas las aeronaves de bandera nacional deben llevar, en sus partes externa e interna, un logo de las Islas Malvinas, la bandera argentina y la inscripción “Las Malvinas son argentinas”. Carrió elevó a la Cancillería una consulta al respecto, pero la respuesta que provino del ministerio que conduce Susana Malcorra la dejó boquiabierta: si bien no objetaba el fondo de la cuestión, consideró que la propuesta era demasiado “onerosa”.
“Esto no es una respuesta. Es una falta de respeto”, fustigó Carrió ayer, frente a los legisladores. Después, en diálogo con LA NACION, la diputada de la Coalición Cívica y socia de Cambiemos buscó bajar el tono. “La Cancillería no tiene objeciones de fondo hacia el proyecto. Con [la canciller Susana] Malcorra estamos trabajando muy bien y de manera fluida”, aclaró.
Sin embargo, durante la reunión de comisión, Carrió se mostró desafiante. Lívidos, los diputados del oficialismo buscaron minimizar la situación; Eduardo Amadeo y Silvia Lospennato, de Pro, confirmaron la política del Gobierno de reivindicación de la soberanía de las islas. “Eso no está en duda”, enfatizaron, pero desestimaron la propuesta kirchnerista y no suscribieron el proyecto. Ergo, no se logró el dictamen por no reunir las firmas suficientes.
DEBATE CALIENTE:
“Yo sí lo firmo”, se plantó Carrió. El kirchnerista Guillermo Carmona celebró la actitud de la legisladora. “El argumento de la Cancillería es irrisorio y poco serio -fustigó Carmona-. La actitud de un sector del oficialismo habla a las claras de que la cuestión sobre la soberanía de Malvinas no es un tema fundamental para el Gobierno.”
“No hagamos retórica superficial sobre este tema”, reprendió la diputada Karina Banfi (Cambiemos). Carrió pidió la palabra. “El Poder Ejecutivo debe respetar al Congreso. En los países civilizados, los funcionarios van todos los días a rendir cuentas”, enfatizó, e instó al autor de la iniciativa -el kirchnerista Martín Pérez- a que la presente otra vez.
Pero allí no acabó la discusión. Margarita Stolbizer (GEN) pidió la palabra y sorprendió a todos con un dato revelador.
“Yo respeto el debate, pero ya hay una ley nacional, la 27.023, que obliga al transporte público a llevar la leyenda «las Malvinas son argentinas»”, enfatizó. Y, en un tácito desafío a Carrió -con quien mantiene un sordo enfrentamiento político-, enfatizó: “Resultaría improcedente avanzar en un dictamen sobre algo que ya es ley. Hacerlo nos pondría al borde de un papelón”.
“He visto muchos papelones peores, señora diputada -retrucó Carrió-. Como cuando ambas éramos diputadas radicales y el bloque impulsó el «día nacional del pastelito».” Y confirmó: “Con más razón, si ya existe una ley, yo firmo el dictamen”.
El diputado Waldo Wolff (Pro) apoyó las palabras de Carrió, pero no desaprovechó la oportunidad de criticar al kirchnerismo. “Según Stolbizer, esta ley es de 2014. Ustedes -y apuntó al kirchnerismo- eran gobierno y tenían mayoría en ambas cámaras, y aun así no la hicieron cumplir.”
“Éste es un tema demasiado doloroso -interrumpió Carrió-. Aquí hubo muchos muertos, y en honor de ellos no nos podemos pelear de esta manera.”
Acto seguido levantó la reunión. Los oficialistas se retiraron con caras largas. Carrió partió rauda rumbo al despacho del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Había algunos conflictos por resolver.(La Nación)
