viernes, abril 26, 2024
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“Hay que repensar la economía con rostro humano para el escenario pospandemia”: monseñor Lugones

El titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lugones, destacó la necesidad de “repensar la economía con rostro humano para el escenario pospandemia” de coronavirus y sostuvo que “la crisis ha puesto en claro que el bien común necesita de un Estado presente”.

“La pandemia además de una tragedia puede ser una oportunidad”, sostuvo el obispo de Lomas de Zamora en una entrevista con la agencia Télam, en la que remarcó que la Iglesia ve “con agrado cómo los gobiernos de distintos signos partidarios realizan esfuerzos en común” para mitigar -sobre todo en el Área Metropolitana Buenos Aires- el avance del virus.

Todas estas reflexiones se verán plasmadas la semana próxima -del lunes 6 al viernes 10- en la tradicional Semana Social que la comisión episcopal organiza todos los años en la ciudad de Mar del Plata y que -por primera vez- debido al aislamiento social se realizará en forma virtual a través de YouTube.

Con el lema “Nadie se salva solo”, y bajo la consigna “Llamados a remar juntos hacia una conversión humanista y ecológica”, el encuentro se realizará durante cinco días, desde las 18, con la participación de los ministros de Educación, Nicolás Trotta; y de Medio Ambiente, Juan Cabandié; el de Salud porteño, Fernán Quiros; la titular de la Anses, Fernanda Raverta, el senador Martín Lousteau, y la presidenta de Télam, Bernarda Llorente, entre otros dirigentes.

– Télam: ¿Qué miradas busca aportar esta singular Semana Social en medio de la pandemia?

– Lugones: Como cada año la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) propicia este encuentro con personas representativas de los distintos ámbitos de la comunidad, para reflexionar sobre la realidad social de nuestro país, una realidad que en los últimos tiempos nos interpela en forma cada vez más dolorosa. Nos propusimos abordar las situaciones de la pandemia y los escenarios posteriores, en línea como nos plantea el papa Francisco, tratando de analizar cómo hacemos para forjar un mundo más equitativo, cómo propiciamos el diálogo y la reflexión común, cómo pensamos el día después en términos de la reactivación económica.

– T: ¿Es posible que la pandemia lleve a la sociedad a una “conversión humanista y ecológica” como dice el lema del encuentro de este año?

– L: La pandemia además de una tragedia puede ser una oportunidad, esa oportunidad en la cual “nadie se salva solo”, donde el desafío colectivo justamente puede ser esa conversión humanista y ecológica, donde podamos afianzar caminos de construir una sociedad más igualitaria. Se requiere para ello de una sensibilidad social y un sentido de fraternidad y solidaridad, que implica no solo inclusión sino también integración, sin los cuales no es posible el humanismo ni el cuidado de la casa común.

– T: ¿Cómo advierte que se está comportando la dirigencia de todos los ámbitos en este tiempo? ¿Cree que el Estado está respondiendo a la altura de las circunstancias?

– L: Los problemas preexistentes a la pandemia, se han agudizado. Podríamos enumerar varios; destacamos primero el problema de aumento de pobreza que desencadena un listado de situaciones difíciles: el alimentario, la falta de trabajo, el hacinamiento en los barrios populares, el riesgo que la necesidad genera para cumplir acabadamente la cuarentena, la situación de la atención primaria, la gente en situación de calle, también las secuelas de la violencia y la falta de prevención, muchas veces consecuencia de otra pandemia, los traficantes de adicciones y la deformación de las condiciones de vida en los barrios periféricos. Advertimos que en lo extenso del país abordamos hoy situaciones diversas, donde hay regiones que han podido avanzar en esquemas de salida de las situaciones de aislamiento. En cambio, en el AMBA persiste una situación crítica de circulación comunitaria del virus y, allí, advertimos con agrado cómo los gobiernos de distintos signos partidarios realizan esfuerzos en común para manejar las situaciones planteadas. La crisis ha puesto en claro que el bien común necesita de un Estado presente.

– T: ¿Qué nos dejará el día después de la pandemia en el país que ya estaba golpeado por severos índices socio-económicos?

– L: Vinimos sosteniendo todo este tiempo que la pandemia se sumaba a una gravísima crisis laboral, económica y alimentaria que venía atravesando nuestro pueblo. Los indicadores de los organismos internacionales hablan del empeoramiento de la situación. Nos preocupa particularmente la situación de los sectores más vulnerables y, en especial, de los niños que adicionalmente han visto limitado su acceso a la educación por falta de acceso a recursos tecnológicos. La pandemia ha puesto en evidencia la enorme cantidad de excluidos o descartados del sistema, como dice el Papa Francisco, que hoy requieren de cuidados y atención, además de oportunidades para el futuro.

– T: – ¿Qué propuesta se hará desde la Pastoral Social para la pospandemia?

– L: Por un lado, como decíamos en Paraná el año pasado, más que nunca pareciera necesario repensar la economía con rostro humano para el escenario pospandemia: una economía que ponga el centro de la atención en las personas, en la dignidad del trabajo; en el diálogo como factor articulador de las diferencias políticas y sociales; en una economía de la producción y el consumo antes que en una economía de la especulación.

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