jueves, abril 25, 2024
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La bancada estudiantil agita al establishment político chileno

Los cuatro diputados que salieron de las filas del movimiento de protesta incomodan con sus actitudes y proyectos de ley.

Primero, movilizaron las calles. Luego, la campaña electoral que le devolvió la presidencia a la socialista Michelle Bachelet . Y ahora, desde sus asientos parlamentarios, parecen decididos a sacudir al somnoliento Congreso chileno. Hasta que despierte o reviente.

Se trata de Giorgio Jackson, Camila Vallejo, Karol Cariola y Gabriel Boric, cuatro emblemáticos ex dirigentes del movimiento universitario, que en las elecciones de noviembre pasado lograron la primera mayoría en sus respectivos distritos para conseguir sus escaños como diputados.

Desde entonces, estos jóvenes, todos menores de 30 años, conforman la llamada “bancada estudiantil”, cuya sola presencia en el recinto legislativo está provocando como pocas veces alestablishment político de Chile.

El primer encontronazo fue por culpa de una corbata -o, mejor dicho, por la ausencia de ella-, cuando Boric, de 28 años y ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), se presentó en el hemiciclo con camisa y sin saco.

Las críticas de sus pares por su falta de protocolo fueron inmediatas. Pero Boric no se inmutó: “El protocolo históricamente ha sido un mecanismo de la elite para alejarse y diferenciarse del pueblo. Me importa bien poco que me juzguen por mi pinta”, expresó, relajado, al ser consultado por los medios.

Llegó entonces el batacazo real: la presentación, junto con Jackson, de 27 años y ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), de un proyecto de reforma constitucional para bajar a la mitad el sueldo de los diputados.

La ira de la mayoría de los honorables fue inmanejable. Y las descalificaciones cayeron como granizo.

“Son solteros, sin hijos, sin esposas, sin ex esposas y todavía no conocen el conjunto de compromisos que tiene un parlamentario. No nos vamos a poner al nivel de estudiantes”, les espetó el diputado del Partido por la Democracia (PPD) Pepe Auth, uno de sus más enérgicos detractores.

“Me parece hasta pintoresco que una persona que un año atrás recibía la mesada de sus papás hoy día esté reclamando por esto”, ironizó, por su parte, José Manuel Edwards, de Renovación Nacional (RN). Otros diputados de derecha, en tanto, calificaron la iniciativa de “populista” y de movida estratégica para ganar atención.

Boric y Jackson, sin embargo, explicaron con la claridad y transparencia que los caracteriza su idea: “Lo que buscamos es dar una señal sobre la desigualdad de ingresos que existe en Chile. No estamos contra la Cámara de Diputados ni contra nuestros colegas, pero queremos llamar la atención sobre un problema que es ético y moral”, enfatizó Boric.

La desigualdad es, precisamente, el gran adversario que Bachelet prometió enfrentar en su segundo mandato y el detalle de los salarios no es menor.

Resulta que en Chile, el país más desigual de América latina, la dieta parlamentaria es más bien un dietón: el sueldo de un diputado bordea hoy los 14.600 dólares mensuales, mientras que el sueldo mínimo en el país es de 382 dólares, es decir, 40 veces más bajo.

“Lo que queremos es vincular el sueldo de los parlamentarios al sueldo mínimo. Se trata de poner un límite ético”, insistió Jackson.

Mientras este proyecto termina de aterrizar en el Congreso, las tres grandes reformas electorales prometidas -tributaria, educativa y constitucional- por el oficialismo todavía están verdes, pero los flamantes diputados seguramente jugarán un rol clave en ellas.

“Desde el movimiento estudiantil, quizá nos acostumbramos a estar reaccionando ante las propuestas del gobierno, que siempre decía que no. La cancha cambió. Es más abierta y los actores políticos y sociales tenemos la oportunidad de empezar a pasar a la ofensiva y no necesariamente estar reaccionando a lo que diga el gobierno, sino nosotros proponer”, anticipó Jackson. Se refería a la agenda educacional. Aunque, probablemente, aplique a cómo se manejarán los “cuatro fantásticos” -o cuatro jinetes del apocalipsis, según quien lo diga- del Congreso frente a todos los próximos proyectos políticos.

GABRIEL BORIC

Diputado Chileno

 

  • El ex líder del movimiento estudiantil despertó críticas del Congreso chileno por asistir a una sesión sin corbata ni saco
  • Otro ex dirigente estudiantil, Giorgio Jackson, presentó un proyecto de reforma constitucional que reduzca a la mitad la dieta parlamentaria, que en Chile supera los 14.000 dólares
  • La iniciativa despertó el rechazo inmediato de las fuerzas políticas más tradicionales, que la calificaron de “populista” y de oportunista
  • Los otros ex líderes estudiantiles que accedieron al Congreso son Camilla Vallejo y Karol Cariola
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