sábado, abril 20, 2024
Golazo HD

La opinión de Agüero sobre los silbidos que recibió y el enojo de Gianinna por el llanto de su hijo

El Kun Agüero tuvo una mala noche en Córdoba y fue el jugador más apuntado por la crítica; además, confesó: “No me sorprendería no estar en la próxima convocatoria, mi nivel no es bueno”

Los periodistas se agolpan contra las vallas de contención y los codazos se apoderan de la escena. Eso presagia lo que todos esperan: el desfile de los jugadores de la selección argentina frente a los micrófonos de los diferentes medios, luego de la dura derrota como local ante Paraguay por 1-0, en las eliminatorias sudamericanas. Es que la puerta del vestuario se abre y empiezan a salir en una silenciosa fila india. Los primeros 10 pasan a toda velocidad, como no advirtiendo la batería de preguntas que retumban contra el silencio oficial. Casi al final, algunos valientes rompen esa rutina del silencio. Entre ellos está Sergio Agüero , el jugador más apuntado por la crítica durante el partido, que se presenta con los ojos húmedos, como si estuviera por llorar o como si ya lo hubiera hecho.

Su rostro lo anuncia, su decir lo confirma: está muy golpeado. “No me sorprendería no estar en la próxima convocatoria, mi nivel no es bueno”, se sincera en una de las tantas charlas que mantiene con los medios de comunicación. Muy atrás en el tiempo parece haber quedado ese tono más coloquial en el que había declarado que iban a extrañar a estos jugadores, y que tantas repercusiones generó. Él sabe que su noche en el Mario Alberto Kempes, no sólo por el penal fallado, sino porque jamás pudo entrar en sintonía en el puesto en el que lo colocó Edgardo Bauza por detrás de Gonzalo Higuaín. “No hay excusas, no se jugó bien. Paraguay se cerró muy bien y no encontramos los espacios que necesitábamos, encima vino el penal y lo erré. Obviamente, no fue un día muy lindo”, agrega.

Desde la presentación del equipo, el público hizo saber que Agüero no estaría en la lista de favoritos. La pronunciación de su nombre estuvo acompañada por una aplauso seco y corto, como con total indiferencia. Pero eso se transformaría más tarde en una masiva desaprobación graficada con un unísono silbido de todo el estadio, y también por un pedido constante por el ingreso de Paulo Dybala. El Kun no esquiva la pregunta sobre la reacción del público: “La verdad es que ellos piensan como nosotros, quieren ganar. Esto se cambia intentándolo y demostrando un poco más”.

Aquellos defensores del Kun hablan de “mala suerte”. Él, en cambio, prefiere un discurso más sincero y racional: “No sé si es mala suerte. Se siente la presión de la gente que quiere ver lo que hacés. Eso está siempre en la cabeza de una jugador. Obviamente, no fue mi día. El otro tampoco lo fue. Seguramente, en algún momento va a ser mi día. Esto es así, hoy me tocó a mí y no me queda otra que pensar hacia adelante”. Y, pese a haber abierto la posibilidad de no ser convocado, él desea estar en la próxima doble fecha FIFA, cuando la Argentina visite a Brasil (10 de noviembre) y reciba a Colombia (15 de noviembre en San Juan): “El primero que es con Brasil es el más complicado. Estamos dolidos por no haber ganado hoy. Si Dios quiere y estoy en la próxima, ya hay que pensar en Brasil”.

La crítica no sólo fue del público. Durante las transmisiones oficiales, remarcaron los errores de Agüero y el fastidio popular. Benjamín, su hijo de 7 años, que miraba el partido junto a su mamá, Gianinna Maradona (separada del Kun), rompió en llanto por las cosas que escuchaba sobre su padre. La hija de Diego, de fuerte temperamento salió al cruce de los periodistas. “Que pueden hablar dos relatores que nunca tocaron una puta pelota en su vida. Mi hijo el próximo partido lo va a ver escuchando Damas Gratis… Listo, no más llantos”, escribió en dos posteos.

LA NACION le pregunta a Agüero por cómo afecta este tipo de situaciones a la mentalidad de un futbolista. En una declaración más diplomática, así se refiere el delantero a esa situación: “Entiendo a la gente. Benjamín no tiene nada que ver, el que juega soy yo. Que me puteen a mí. No sé bien qué pasó”. Luego, al volver a escuchar lo sucedido con algunos detalles más, añade: “Eso va a pasar. Todo el que tiene un hijo y ve que sufre entiende que la reacción de la mamá (por Giannina) es normal. Pero bueno, ojalá que esto cambie y que las críticas no sean mucho más”.

El Kun sigue avanzando por la zona mixta, como se llama a ese lugar en donde se encuentran los jugadores con los periodistas. Su tono es bajo, casi como un susurro. Los ojos siguen al borde de la lágrima. Fue una noche negra para él. Otra con la camiseta de la selección argentina. Sabe que su ausencia puede ser una realidad concreta en futuras convocatorias. Él igual quiere estar, sabe que en algún momento va a ser su día. (La Nación)

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