lunes, abril 29, 2024
Espectáculos

La terrible experiencia de Eduardo Feinmann con el coronavirus

Hace tan solo unas semanas, el periodista de “A24”, Eduardo Feinmann, reveló en sus redes sociales que se había realizado un hisopado por precaución y este había salido positivo en coronavirus. Hasta ese momento no había tenido ningún síntoma, pero unos días después fue internado debido a una complicación de su cuadro.

Una vez recuperado, Feinmann se puso en contacto con Radio Rivadavia y relató su dura experiencia con el Covid-19. Cuando quisieron saber el estado en el que se encontraba, Feinmann respondió: “Bien es una forma de decir. Roto, roto. Pasé un momento horrible en esa semana que estuve internado, completamente solo, tirado en una cama”.

Con la gran ayuda obviamente de los médicos, las enfermeras, el personal de salud por el que hay que sacarse el sombrero por el laburo que hacen, tanto en hospitales públicos como privados, que es impresionante. La atención era hora a hora, era una cosa muy impresionante”, se refirió el conductor al personal médico que lo ayudó.

También habló sobre su estado de salud actual: “Todavía estoy reponiéndome, con muchísimo dolor de cuerpo, me está matando el dolor de cintura. No tengo explicación para eso”.

No pude ver a nadie, nadie, más que médicos, enfermeros y personal de salud, a quienes no les vi la cara. Es una enfermedad muy tremenda, porque ni siquiera le ves la cara al médico que te atiende. Están totalmente cubiertos, con trajes de astronauta, con máscara, con barbijo, anteojos. Apenas se les ve los ojos. Es muy impersonal todo, no hay contacto físico con una persona y cando entran te ponés el barbijo para no contagiarlos. Es muy tremendo”, explayó el periodista sobre el aislamiento que atravesó.

Feinmann también habló del enorme sostén que tuvo de parte de su pareja, Lucía Auat: “Si uno no tuviera el apoyo que tuve yo de mi familia, de mi mujer Lu, no sé cómo hubiera pasado esto. La tenía a mi mujer del otro lado del teléfono y nada más. Una voz, la de ella, y nada más

Además, la cabeza te juega en contra. Tener el oxígeno las 24 horas del día, tener un coso de plástico enchufado en la nariz, donde sabés que si no tenés eso no respirás. Es horrible. Más cuando vos fuiste el que comunicaste lo que pasaba durante meses. Entonces, de repente uno estar en la misma cama que uno relató que otros estuvieron en esas camas es muy fuerte”, terminó Feinmann sobre su dura experiencia.

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