sábado, abril 20, 2024
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Macri, ante un fin de mes decisivo: entre la interna porteña y la definición de Massa

En el medio de un estancamiento en las encuestas, el jefe de Gobierno porteño confía en que el líder del Frente Renovador finalmente declinará sus ambiciones presidenciales. Expectativa por la sucesión en la Ciudad y el “problema Carrió” en un escenario de alianzas.

Ahora, Mauricio Macri espera. Una de las razones por la que el jefe de Gobierno porteño bajó de revoluciones y se paró, expectante, tiene nombre y apellido: Sergio Massa.

Nadie sabe, quizás ni él mismo, pero en el círculo rojo del PRO tienen la información de que el ex intendente de Tigre va a definir a fin de mes si finalmente compite por la Presidencia, si desiste de la postulación o si baja a la provincia de Buenos Aires para intentar calzarse el traje de gobernador. Fin de abril, principio de mayo, es la fecha límite, según confiaron a Infobae, que va a trazar los últimos lineamientos de la estrategia de Macri de cara a las PASO de agosto, y la decisión de Massa, que coincide con el mega acto que planea para el viernes 1 de mayo, por ahora, en el estadio del club Vélez Sarsfield.

Tanto desde el macrismo como en el massismo, y hasta en el seno del gobierno nacional, dan cuenta de un lapso de 40 días que el ex intendente de Tigre habría pedido a los suyos para caminar y definir su precandidatura presidencial, que nadie se anima a tirar por la borda porque el propio Massa va a sostenerla hasta el último round. Tiene un buen argumento a su favor: un importante piso de votos en terreno bonaerense, el principal distrito del país.

El entorno más próximo de Macri lo mira de reojo porque cualquier decisión del de Tigre impacta directamente en la estrategia del PRO. No solo porque, según los estudios encargados, seis de cada diez votos del diputado irían para el jefe de Gobierno porteño, sino por los acuerdos provinciales con la Unión Cívica Radical y por la performance macrista en tierra bonaerense, una epopeya –en ascenso, según varios sondeos- en manos de María Eugenia Vidal.

Para entender la expectativa PRO por los próximos movimientos de Massa hay que mirar el tablero de ajedrez de Juan José Álvarez, jefe de campaña del ex intendente. Los mensajes entre “Juanjo” y el macrismo empezaron a multiplicarse sin prisa pero sin pausa, aunque un viejo intendente massista que busca retener su distrito asegura que el operador peronista “está llevando gente al PRO”, una jugada, por ahora, incomprobable en los papeles. Están los que juran, en cambio, que Álvarez mueve sus fichas solo por Massa: los más osados dicen que hasta le habría mandado el mensaje al poderoso secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, para que no se olviden del ex jefe de Gabinete y ex titular de Anses, porque ese ninguneo ayuda solo a agigantar las chances de Macri de llegar a la Casa Rosada.

En el seno del PRO no solo miran para Tigre, sino que empezaron a analizar con más atención la variación en los últimos números, que arrojan un amesetamiento del jefe de Gobierno y un notable repunte de la figura de Cristina Kirchner y, por osmosis, del candidato que triunfe en la interna del Frente para la Victoria. Los que quieren “el cambio”, como califican en el macrismo a los electores que votarían por Macri, pasaron del 65 por ciento de la torta al 60 en cuestión de semanas, cinco puntos que emigraron hacia el Gobierno. La incertidumbre es cómo evolucionarán esos números el próximo mes.

LOS ÚLTIMOS SONDEOS ARROJAN UN AMESETAMIENTO DE MACRI Y UN NOTABLE REPUNTE DE CRISTINA KIRCHNER

Por ahora, el líder del PRO no quiere ni oír hablar de Massa. Prefiere enfocarse en la recta final de la durísima interna porteña en la que su candidato, Horacio Rodríguez Larreta, se saca chispas con Gabriela Michetti. El jefe de Gabinete y la senadora ensayan los últimos retoques de una campaña demoledora. Liman sus propias debilidades: ella se concentró en estudiar los principales proyectos de una futura gestión, de cara al debate del próximo miércoles en el canal TN, y él en mostrarse más humano. Más sonrisas, más cortesía con el vecino –hace semanas introdujo un moderador, el legislador Juan Pablo Arenazza, en los debates barriales que hace de nexo entre el funcionario y la gente- y poco y nada de apariciones en televisión, el flanco más débil del jefe de Gabinete. La expectativa hacia el 26 de abril, el domingo de las PASO porteñas, es creciente. Desde la Ciudad reconocen ahora que puede ganar cualquiera. El problema es que si gana Michetti, el que pierde es Macri.

Así como el jefe de Gobierno no quiere saber nada con Massa, aunque espera sus próximos movimientos, Massa no quiere saber nada con resignar su aspiración presidencial. Mucho menos con conformarse con la gobernación bonaerense: prefiere bajarse y esperar el próximo turno. O dar pelea hasta el final, y darle la espalda a las crecientes versiones que lo dan fuera de carrera. “Los números en la provincia de Buenos Aires lo dan muy bien, y en el norte también, no hay que creer en las encuestas que circulan”, contestan desde el massismo. “¿Por qué iría a bajarse?”, preguntan. Son los mismos que todavía trabajan en una tercera PASO, del peronismo disidente, entre el de Tigre y José Manuel de la Sota. Por lo pronto, los intendentes del Conurbano bonaerense todavía leales al ex titular de Anses planean la movilización a la cancha de Vélez del día del trabajador, si es que se confirma fecha y lugar. El temor no pasa solo por la masiva convocatoria: ese no sería el principal problema. Les da más pavor posibles infiltrados y un eventual conflicto entre la barra del club de Liniers, aunque el presidente Raúl Gámez, confeso massista, ofrezca garantías.

Desde el PRO, sin embargo, creen que hay serias posibilidades de que finalmente Massa decline de participar en agosto. Y si eso sucede, el brazo más político del macrismo, liderado por Emilio Monzó, no descarta una suerte de alianza entre Macri y el ex intendente, y el radicalismo unido detrás de la candidatura presidencial del ex presidente de Boca Juniors. Hay un solo problema: Elisa Carrió, hoy aliada al jefe de Gobierno, ya le avisó que su único límite es justamente Massa. Mitad en broma, mitad en serio, Carrió también avisó que si el que triunfa es el líder macrista aspira a una embajada, alejada del país.

Entre su propia interna y Massa, Macri espera sortear, cuanto antes, un abril decisivo.

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