martes, abril 23, 2024
Tecnologia

Controversia: crean una máquina para ejecutar suicidios sin sufrimiento

 
La ciencia acostumbra a promover avances para mejorar la salud y el bienestar de la población. Sin embargo, en algunas ocasiones se llevan a cabo inventos que abren debate y controversia en el mundo.

Este es el caso del invento del médico australiano Philip Nitschke, a quien los medios bautizaron como el ‘Elon Musk del suicidio asistido’. Se trata de un dispositivo que brinda asistencia a las personas que quieran acabar con su vida en “suicidios racionales”. El aparato ofrece un método sencillo, eficaz, rápido y sin dolor.

El invento de Nitschke recibió el nombre de Sarco y tiene la apariencia de una cámara de dormir transparente de estilo futurista. El aparato consta de un botón para que el dispositivo comience a “llenarse de nitrógeno líquido y se reduzca el nivel de oxígeno a aproximadamente un 5%”. También incorpora un ‘botón del pánico’ por si algún usuario cambia de opinión en el último momento.

Pasados unos minutos, el suicida se queda dormido sin experimentar dolor alguno. La máquina tiene en dos partes: una base de máquina reutilizable y una cápsula que se puede separar y usar como ataúd, según consigna el sitio Fox News.

No solamente su funcionamiento es sencillo, sino que el armado del mismo no requiere de mucha complejidad. “Fue diseñado para poder ser impreso en 3D y ensamblado en cualquier lugar”, se expuso en un comunicado de prensa. Asimismo, si pasás un cuestionario mental online podés imprimir y usar el dispositivo cuyos planos “serán gratuitos y de código abierto y estarán subidos en Internet”.

El aparato fue diseñado por la organización Exit International, fundada y dirigida por Nitschke, que se dedica a buscar formas de ayudar a personas que quieren ponerle fin a su existencia. Algunas clínicas suecas mostraron su interés en conceder una licencia a Sarco para que sea utilizado en su territorio.

En varios países del mundo la ley ampara el suicido asistido, entre ellos Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Canadá, Colombia, y en Estados Unidos solo para pacientes terminales. También es legal en el estado australiano de Victoria.

Fuente: TN

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