miércoles, abril 24, 2024
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Delitos de lesa humanidad: “Cualquier pretexto era bueno para meter a los comunistas presos”, denunció testigo

El hijo de un matrimonio detenido en 1976 en la comisaría de Coronel Dorrego señaló hoy al Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca que “cualquier pretexto era bueno para meter a los comunistas presos”, al relatar la detención de sus padres y su hermana por parte de “militares encapuchados” que irrumpieron en la peluquería en la que trabajaba su padre, quien en el pueblo era conocido por formar parte del Partido Comunista.

Rubén Randazzo, el testigo que declaró esta mañana en el juicio de lesa humanidad de la Megacausa Zona V, es hijo de Salvador Randazzo, el peluquero, y Blanca Goicoechea, quienes “en los días posteriores al 24 de septiembre de 1976” fueron detenidos y trasladados a la comisaría de Coronel Dorrego, donde los mantuvieron por varias horas, junto con la hermana de Randazzo, Liliana, que también había sido encarcelada.

Randazzo contó los hechos que vivieron sus padres y su hermana cuando residían en Coronel Dorrego en una nueva audiencia a cargo del TOF que integran los jueces Ernesto Pedro Sebastián, Sebastián Foglia y Marcos Javier Aguerrido en la sede judicial ubicada en la calle Chiclana y Lavalle de Bahía Blanca.

En este proceso oral y público se encuentran imputadas 38 personas, entre ellos militares y expolicías federales y bonaerenses por delitos en perjuicio de 334 víctimas.

“A posterior de los hechos que ocurrieron con mis padres y mi hermana, en charla con mi papá me contó lo que había ocurrido, ya que yo (en aquel momento, septiembre de 1976) no residía en Coronel Dorrego. Por cuestiones laborales residía en Orense, partido de Tres Arroyos”, repasó el testigo.

El hombre dijo que la detención de sus padres y su hermana se produjo en “días posteriores al 24 de setiembre de 1976” y detalló que, por lo que le contó la familia, ocurrió “en horas de la tarde, cuando mi padre estaba desempeñando sus funciones de peluquero en el local al frente de nuestro hogar”, ubicado en la calle San Martín 641 de Coronel Dorrego, a donde “irrumpieron militares encapuchados”, repasó.

“Se lo llevaron a mi papá, mi mamá, mi hermana, fueron a la comisaría local”, relató y agregó que un tiempo antes de la detención su padre “había sido entrevistado o requerido por un militar de apellido Sierra, que lo había increpado (para advertirle que) debería dejar de hacer política hasta que volviera la democracia”.

Randazzo contó que el mismo día de la detención, y sin haberlos interrogado, “sus padres y su hermana fueron liberados en horas”.

Por esa detención, añadió el testigo, “hubo un encontronazo entre mi padre y este militar (el individuo de apellido Sierra), ya que le recriminó que lo que estaba haciendo era fuera de toda normalidad de la vida social y que él podía entender, por su trayectoria de militante del Partido Comunista, que lo trajeran a la comisaría pero no que lleven a su familia ni a los vecinos que no estaban comprometidos en nada, y que eso era de conocimiento público”, dijo.

“Mi papá trabajaba todos los días en la peluquería, cuando lo fueron a detener le dijeron que por su actividad política estaba detenido y donde tenía las armas”, reconstruyó sobre aquel episodio.

Y comentó que en el interrogatorio su padre, que “tenía un humor muy especial para con estas actitudes”, respondió que “las armas las tenía guardadas acá en la cabeza”.

Con humor, Randazzo comentó a modo de anécdota que el día en que fue detenido su padre estaba trabajando en la peluquería, por lo que “el cliente que estaba en el sillón se fue con la cabeza con el pelo medio cortado y sin pagar”.

“Mi padre militaba en el Partido Comunista”, reafirmó luego para plantear que ni su padre ni su hermana tenían esa pertenencia partidaria.

Por último, el testigo describió a su padre como un hombre que “vivió perseguido” y que por su militancia política “ha hecho turismo en todas las cárceles de la época”, al hacer referencia a los penales de Martín García, Villa Devoto, Villa Floresta y la comisaría de Dorrego.

“Cualquier pretexto era bueno para meter a los comunistas presos”, sentenció.

Sobre consecuencias en la familia de aquel episodio, replicó: “Supongo que debe haber habido, no es fácil crearse en un pueblo como (Coronel) Dorrego, donde todos nos conocemos, una ciudad chica y no es fácil crecer y desarrollarse”.

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