martes, abril 23, 2024
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Para la Real Academia, es correcto decir “subir arriba” y “bajar abajo”

 

Si, es correcto decir que alguien sube para arriba o baja para abajo. Lo dice el monumental libro Las 500 dudas más frecuentes del español, editado por el Instituto Cervantes, y lo reafirma la Real Academia Española (RAE) que hace unos días se lo explicó a un usuario de Twitter que le envió una de las más de 500 preguntas diarias sobre la lengua que atienden a través de esa red social bajo el hasthag #RAEconsultas.

Sucede que el castellano es un idioma complejo que esconde secretos incluso para las personas que son hablantes nativas. Pasa con frases que se dan por equivocadas y son correctas, así como con supuestos errores que no son tales. Seis casos para corregir.

Aunque suene redundante, y lo sea, el Instituto Cervantes explica que la expresión no es equivocada. “Estas expresiones: subir para arriba, bajar para abajo, entrar adentro, salir afuera, son admisibles en el uso oral y coloquial de la lengua, donde se utilizan generalmente con valor expresivo o enfático, pero debemos evitarlas en los textos escritos”, explican. Y muestras otras expresiones que son igualmente redundantes como: “Se trata de una ley que está actualmente en vigor”. “No existían antecedentes previos de un caso similar”. “El juez ordenó realizar la autopsia al cadáver”.

Ni plantas, ni árboles, ni tampoco órganos. “La forma correcta es trasplantar, tanto para ‘trasladar plantas del sitio en que están arraigadas y plantarlas en otro’ como para ‘trasladar un órgano desde un organismo donante a otro receptor, para sustituir en este al que está enfermo o inútil’”, apuntan los especialistas del Instituto Cervantes para dar por tierra con un error de esos que cuesta corregir. Por eso, indican que no es adecuada la frase “Hay muchos enfermos renales que están pendientes de transplante” ni tampoco la expresión “Esta época es la mejor para transplantar los geranios”.

Sucede que se trata de “errores en los que se deforma una palabra correcta por considerarla errónea”. El problema se llama ultracorrección y “suelen cometerlos los hablantes cuando quieren imitar una pronunciación o forma que consideran más culta”. Para lo mismo con palabras erradas como disgresión por digresión (que es la correcta), desaveniencia por desavenencia (exacto, esta es la correcta aunque no parezca) y, aunque parezca extraño, carnecería por carnicería.

En todos los casos, se recomienda omitir el término que genera la redundancia a menos que se emplee “como recurso estilístico o con valor expresivo, para dar énfasis a nuestras palabras”. En ese caso, “se consideran pleonasmos: figura de construcción que consiste en emplear en la oración uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho”. Y ponen como ejemplo: “Lo vi con mis propios ojos, no puedes negarlo”.

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