jueves, abril 25, 2024
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Revelan los secretos más lujuriosos de la Mansión Playboy

 

Tras la reciente muerte de Hugh Hefner, el famoso magnate reconocido por ser el dueño de la marca Playboy, salieron a la luz innumerables secretos sobre el modo de vida que llevaba el empresario en la mítica Mansión en la que vivía.

Fue Stefan Tetenbaum, un ex empleado de Hefner, quien en una entrevista con el periódico The New York Post reveló detalles escabrosos que sucedían dentro de la Mansión de Playboy. Entre algunos episodios que contó, describió como “Noches Puercas” las que organizaba asiduamente Hugh y en las que participaban prostitutas de más alto nivel y los empresarios y artistas más exitosos del momento.

Tetenbaum describe también que la mansión era vista por muchos hombres como un refugio perfecto para cumplir sus fantasías. Es que según cuenta el ex asistente de Hefner, quienes iban como invitados a las fiestas en la mansión, “no debían preocuparse por los paparazzis o los detectives privados contratados por sus esposas”.

El ex empleado confió que detrás del hombre con la eterna bata de seda, se escondía un “hipocondríaco” Hefner que “siempre solía exigir su Pepsi, su refresco favorito de cola a la temperatura idónea, su sopa Campbell’s de pollo con fideos y los tradicionales dulces confitados de M&M’s”.

Tetenbaum también dio detalles de las actividades del millonario magnate en su propio hogar: “Hefner solo se limitaba a ver lo que sucedía a su alrededor y casi nunca tenía sexo con las esculturales mujeres que pasaban cada noche por su propiedad”.

Según cuenta el ex empleado, mientras se realizaban orgías en la Mansión, Hefner disfrutaba fumar marihuana y saborear sus dulces de regaliz. En ese sentido, Stefan compartió secretos más escandalosos de su ex empleador y aseguró que en las fiestas siempre había drogas como cocaína. Además, dio a entender que Hefner ejercía maltrato sobre “sus chicas”.

Sobre las exigencias de Hefner con las conejitas, contó que el empresario “se aseguraba de que todas tuvieran implantes de senos. Muchas de ellas sufrían movimientos indeseados en sus mamas y hasta en algunos casos las siliconas explotaban, lo que generaba un tremendo dolor y riesgo para la salud de las chicas”.

Si esto sucedía, según cuenta Stefan en The New York Post, el magnate enviaba a las conejitas a un hospital para ser descartadas y reemplazadas por nuevas mujeres. “No le importaba ninguna, para él eran descartables”, aseguró.

“Comenzó siendo un innovador, un hombre liberal a favor del aborto, los derechos gay y la marihuana. Cuando se mudó de Chicago a Holmby Hills se convirtió en otro sucio viejo rico”, opinó Tetenbaum. (Diario Clarín)

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