sábado, abril 27, 2024
Sociedad

Hoy es el día de…

 

 

Día Mundial de la Lepra

Desde el año 1954, el último domingo de enero, se celebra en diferentes países del mundo el Día Mundial de la Lepra. Esta jornada tiene como objeto denunciar la preocupante presencia que esta enfermedad milenaria tiene aún en países de Asia, América Latina y África, y la sensibilización de la sociedad en la lucha contra la enfermedad.

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica que afecta fundamentalmente a la piel y al sistema nervioso. Causada por el bacilo Mycobacterium leprae es conocida también como enfermedad o mal de Hansen, en honor al doctor noruego Armauer Hansen (1841-1912), quien descubrió en 1876 el bacilo que la origina.

Se trata de una enfermedad que avanza muy lentamente, lo que dificulta determinar el momento y lugar donde se contrajo. Las primeras lesiones no se manifiestan hasta transcurridos entre tres y diez años desde el momento del contagio. Los síntomas iniciales consisten en una pérdida evolutiva de la sensibilidad y dolor espontáneo en el recorrido del nervio, así como la aparición de manchas o nódulos localizados de color pálido o rojizo y sequedad en diversas zonas de la piel.

Según avanza la enfermedad, los síntomas se agravan notablemente. Como consecuencia de las lesiones en el sistema nervioso, los músculos sufren parálisis y pérdida de sensibilidad. Las glándulas que lubrican la piel no funcionan con normalidad, lo que puede ocasionar infecciones secundarias, la sustitución de tejidos sanos por tejidos muertos y la destrucción del hueso. En una fase posterior se producen entumecimientos en las extremidades, debilidad muscular, aparecen nódulos o tumores por todo el cuerpo, la piel se arruga, se hincha y muestra una total insensibilidad al dolor y a cambios de temperatura. Esto ocasiona que el enfermo sufra heridas o quemaduras sin percatarse de ello, lo que puede derivar en graves infecciones cuya única solución es la amputación. Otros síntomas, ya más tardíos son el abultamiento de la frente y la distorsión facial, a la que se ha denominado cara leonina.

La lepra, en sí misma, no produce la muerte a quien la padece. Sin embargo, provoca una reducción drástica de las defensas inmunitarias de los afectados, que unido a las difíciles condiciones socio-económicas que suelen padecer, facilita que contraigan otras enfermedades que puedan ocasionarles su fallecimiento.

A pesar de que desde 1987 la lepra tiene cura, todavía existen más de siete millones de enfermos en el mundo. Esto es debido a que la lepra está intrínsecamente relacionada con factores propios de los países de menor desarrollo, donde la miseria y la pobreza dificultan el acceso de los enfermos al tratamiento de cura y propician la vigencia de esta enfermedad. Es decir, podemos afirmar que en el mundo, el cinturón de la lepra coincide exactamente con el cinturón de la pobreza.

Otra de las razones que explican que la lepra no se haya erradicado es la continua marginación a la que se ven expuestos los afectados. Generalmente, se aíslan de la sociedad para ocultar su enfermedad o son obligados a permanecer en lugares de difícil acceso debido a un irracional miedo al contagio.

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