viernes, abril 19, 2024
Sociedad

Los peligros de dormirse al despegar y aterrizar

 

Vuelos que salen muy temprano, dolores de cabeza, cuando llega la hora de la siesta, si tuvimos una mala noche… Son muchos los motivos que nos pueden llevar a dormitar unos minutos o a quedarnos profundamente dormidos cuando nos acomodamos en el asiento del avión.

Cuando las maniobras de despegue se hacen interminables y, también, cuando el avión empieza a bajar y la película que estamos viendo se corta con los anuncios del aterrizaje inminente, muchas veces empezamos a cabecear…

Pero ¡atención! Varias investigaciones y expertos coinciden en destacar los peligros para la salud que puede ocasionar si nos quedamos dormidos durante el despegue o -peor aún- en el aterrizaje.

Cuando hay un cambio rápido de altitud, la presión del aire del oído se puede ver afectada (a pesar de que un avión vaya presurizado). Esto produce un vacío en las trompas de Eustaquio y, en determinados casos, puede causar estragos en los tímpanos (por ejemplo, cuando se está resfriado)”, explica la farmacéutica Angela Chalmers al diario británico Express.

En esa línea, Chalmers advierte que si el pasajero se duerme mientras aterriza el avión o cuando despega, no va a tragar saliva con tanta frecuencia y será más probable que se le bloqueen los oídos. Hay que evitar que se tapen los oídos.

Según MedlinePlus, sitio sobre salud de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, “si tus oídos permanecen bloqueados, se pueden crear varios problemas de salud como mareos, infecciones, daños en el tímpano y, en el peor de los casos, hemorragias nasales y pérdida de audición“.

El mejor remedio para evitar esas dolencias es permanecer despierto porque “ayuda a mantener los oídos abiertos, logrando igualar la presión del aire en los tímpanos”, indica MedlinePlus.

Trucos para destapar los oídos

¿Cómo evitar que se tapen los oídos y cómo ayudar a destaparlos? Hay algunos remedios caseros que resultan infalibles: masticar chicle, chupar una pastilla o un caramelo ácido -que nos obliga a tragar más saliva y tomar agua.

Ayuda también apretar nuestras fosas nasales con los dedos índice y pulgar y fingir que nos sonamos la nariz, o directamente, sacar un papel tisú y sonarnos la nariz. Abrir la boca, mover la lengua y masajearnos la mandíbula y las orejas son otras formas de ayudar a los oídos.

Fuente: Clarin

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