viernes, abril 26, 2024
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Escalofriante relato de Trungelliti, el argentino que enfrentó a la mafia del tenis

Marco Trungelliti es un tenista argentino que no aceptó entrar a la mafia de las apuestas ilegales. En una entrevista que dio al diario LA NACION, el santiagueño de 29 años contó la pesadilla que vive desde que en junio de 2005 lo citaron a una reunión, supuestamente por un sponsoreo para su carrera, pero que en realidad fue un ofrecimiento oscuro que él no se esperaba.

“Cuando me propusieron vender partidos pensé: ‘No hay manera, esto no es lo mío, no estoy acostumbrado a estas cosas, viviría con una culpa inhumana'”, relata el deportista que vive una odisea desde aquel momento. “Pasó eso, yo me iba a los días a Suiza y allá hice el reporte a la Tennis Integrity Unit. Ahí empezó todo, me pidieron información sobre qué había hecho en la reunión, con quién, capturas de pantalla, todo. La ATP nos hace ver un video sobre cómo tenemos que actuar exactamente si te pasa algo así, está todo explicado y nosotros firmamos el programa de anticorrupción. El que dice que no sabe cómo funcionan las cosas es una mentira más grande que la China”.

La TIU es un organismo que funciona de manera independiente y es financiado por los siete poderes principales del tenis: la Federación Internacional de Tenis , la ATP, la WTA, el Australian Open, el Abierto de Francia, Wimbledon y el US Open.

Marco Trungelliti ocupa el puesto 117 del ranking, y relató cómo fue esa reunión fatídica en una confitería de Avenida Cabilo y Ugarte, en el barrio de Belgrano. Le daban entre 2000 y 3000 dólares por partido de Future, entre 5000 y 10.000 en Challengers, y entre 50.000 y 100.000 por encuentros de ATP, si se dejaba perder.

El contacto con la mafia del tenis debía ser mínima. Antes del partido que debía perder lo llamarían desde un teléfono con número oculto. Así, él ya tendría la señal que indicaba que debía perder el siguiente encuentro, no debían tener contacto por Facebook ni mucho menos WhatsApp. Según relata Trungelliti, le confiaron que 8 tenistas del circuito ya estaban dentro de este negociado.

“Entre 2016 y 2017 la persona que me quiso meter en ese negocio no me volvió a contactar, porque además lo bloqueé en WhatsApp, cerré Twitter y Facebook. Y yo estuve más afuera que en la Argentina porque quería jugar más en cancha rápida, me gustaba y quería pasar más tiempo en Europa por cuestiones de logística”.

El giro inesperado para esta oscura trama se dio cuando uno de los arregladores le escribió desde su teléfono particular y el tenista argentino pudo descubrir su número de celular. Hizo la captura y la envió a la TIU. Allí cruzaron datos y descubrieron que los argentinos Federico Coria, Nicolás Kicker y Patricio Heras ya estaban siendo investigados, porque habían tenido contactos con el número de este sujeto. “Ahí empezó a saltar todo”, concluye Trungelliti.

“LA TIU quiso que yo prestara testimonio en los juicios de Coria, Kicker y Heras. Yo no sabía que ese juicio existía. Sabía que nadie lo iba a tomar bien, pero no me dieron opción de retirarme. Tuve que decir lo que me había ocurrido en 2015 frente a los tres argentinos. Fue horrible. No era yo el único testigo. Los abogados de los chicos dijeron que yo estaba haciendo esa denuncia porque tenía mala relación. Pero eran todas estupideces porque no tenía nada que ver. Me atacaban creyendo que yo los había denunciado y no es verdad: yo denuncié a una persona y esa estaba unida a ellos (.) No fui ahí para juzgar a nadie, conté solo lo que me pasó a mí”.

Desde entonces casi que no volvió a la Argentina. Actualmente se encuentra en el país para participar de los torneos de Córdoba y Buenos Aires y no la está pasando bien. “Mi cabeza es una fogata, estoy quemado. Desde que llegué que prácticamente no duermo. Siento que si miro mal un poco a uno me quiere cagar a piñas. No soy ni topo ni buchón. No aguanto más”.

Fuente: Toda Pasión

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