sábado, abril 27, 2024
Locales

[Opinión] Debajo de la pandemia, la Revolución de Mayo

ESCRIBE LAURA GARCÍA VÁZQUEZ (*).

Esta vez, 210 años nos separan del 25 de mayo de 1810, curiosamente, la fecha patria más emblemática que conmemoramos las y los argentinos.

Digo curiosamente porque no es la coincidente con nuestra Independencia luego de ser colonia del Estado español sino la instalación de un gobierno propio por primera vez luego de los largos siglos que pasaron desde que los españoles invadieron este, nuestro continente.

No es la idea de esta nota revisar ni profundizar desde la perspectiva histórica del contexto convulsionado por numerosos acontecimientos ni de los sucesivos acontecimientos que derivaron en la Revolución, sino reflexionar y compartir pensamientos acerca de lo construido en estos 210 años y, especialmente, sobre el sentido de esta fecha en este marco tan particular que estamos atravesando, la pandemia del COVID19 y todas sus consecuencias. ¿Dónde queda la Patria en este momento?

Más allá de las condiciones particulares de España en esos momentos, invadida por Napoleón y sin gobierno propio, acá se gestaba un movimiento patriótico, del que conocemos algunos protagonistas, pero hoy deberíamos revisarlo (principalmente como una necesidad) como un movimiento del pueblo que se reconoce americano (y ya no español) y que quiere gobernarse a través de sus (propios) representantes.

Siempre decimos que el caso latinoamericano evidenciado en las batallas de la emancipación reviste condiciones que nos hacen merecedores de nuestra integración y autonomía, soberanía e independencia. Nos basamos en el simple hecho de que fuimos (y en alguna medida seguimos siendo) países dependientes pero nunca fuimos países que sometieran a otros países o pueblos, y eso constituye una reserva moral social y cultural, invalorable.

Supo ver esto Juan Domingo Perón con su doctrina justicialista (quizás sin tener en ese momento tan clara la cuestión de la llamada Patria Grande) y lo sabe ver hoy nuestro Papa Francisco, con su propuesta de cuidar la Casa Común y con las últimas acciones en relación a la Amazonía y sus habitantes.

La ceremonia realizada por Juan José Castelli (quien fuera llamado en los días de mayo “el orador dela revolción”), hace exactamente 209 años, confirma lo que, quizás, no era tan visible alrededor del 25 de mayo de 1810. Esta acción política de vital importancia debería ser recordada y valorada con justicia en este siglo XXI. Recordemos parte de lo que en la denominada “proclama de Tiahuanaco”, Castelli sostuvo:

“Los sentimientos manifestados por el gobierno superior de esas provincias desde su instalación se han dirigido a uniformar la felicidad en todas las clases, dedicando su preferente cuidado hacia aquella que se hallaba en estado de elegirla más ejecutivamente. En este caso se consideran los naturales de este distrito, que por tantos años han sido mirados con abandono y negligencia, oprimidos y defraudados en sus derechos y en cierto modo excluidos de la mísera condición de hombres que no se negaba a otras clases rebajadas por la preocupación de su origen.

Así es que, después de haber declarado el gobierno superior, con la justicia que reviste su carácter, que los indios son y deben ser reputados con igual opción que los demás habitantes nacionales a todos los cargos, empleos, destinos, honores y distinciones por la igualdad de derechos de ciudadanos, sin otra diferencia que la que presta el mérito y aptitud: no hay razón para que no se promuevan los medios de hacerles útiles reformando los abusos introducidos en su perjuicio y propendiendo a su educación, ilustración y prosperidad con la ventaja que presta su noble disposición a las virtudes y adelantamientos económicos.”

Sabemos que la historia no continuó como hubiéramos querido y que debemos afrontar un trabajo revolucionario (en el sentido que imprimieron Belgrano, Castelli, Monteagudo, French, Berutti y tantos y tantas otras) en la actualidad para lograr justicia social, techo, tierra y trabajo para todos, o democracia e igualdad como dice nuestro presidente Alberto Fernández. En síntesis, los derechos para nuestro pueblo y el desarrollo y la soberanía para nuestra Patria.

También sabemos que estamos en una situación tan difícil como incierta, atravesando la pandemia y enfrentando sus consecuencias sociales, sabemos que tenemos que cuidar más a las y los más vulnerables que son muchos, en algunos lugares muy visibles y en otros, invisibilizados.

En la “nueva normalidad” podemos prescindir de muchas cuestiones superfluas, pero no de construir un país donde las prioridades sean las que el pueblo merece.

Toda desconcentración de la economía, toda medida y acción que tienda a la igualdad de derechos será necesaria para evitar que ganen los mismos de siempre, los que lo hacen a costa del sometimiento mediante la falta de escrúpulos y sin sentir nada por el sufrimiento del otro.

En nombre de estas necesidades, en nombre del país que queremos ser, pensemos hoy en los hombres y las mujeres que protagonizaron la Revolución de Mayo porque ahí, en esa historia común se imprime una parte importante de nosotras y nosotros.

(*) Secretaria adjunta de la CTA Autónoma provincia de Buenos Aires.

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