sábado, mayo 4, 2024
Sociedad

Síndrome de burnout: tres señales claras para poder reconocer el “desgaste profesional”

 

 

 

Frente a la creencia de que el año nuevo es un “recomenzar”, quienes no se tomaron aún sus merecidas vacaciones, pueden sentir en los primeros días de 2018 que el cansancio acumulado hace estragos en su cuerpo y en su mente.

Es que cada vez más profesionales sufren el llamado estrés laboral, o síndrome de burnout. Frente a ello, en los últimos años se incrementó marcadamente la demanda de tratamientos médicos orientados a buscar una solución para este problema que termina por afectar a quien lo padece tanto física como emocionalmente, haciéndose evidente no sólo en su espacio laboral sino también en el marco de sus relaciones interpersonales.

El síndrome de burnout, conocido también como “síndrome de desgaste profesional“, fue descrito por Herbert Freudenberger en los años 70. Aunque existen múltiples definiciones, la más conocida es la de 1 Christina Maslach y Susan Jackson (1986), que lo caracterizan como la presencia de altos niveles de agotamiento emocional, despersonalización y una reducida realización personal.

Entre los factores ambientales se observa que los trabajadores del sector servicios y los profesionales sanitarios y docentes son los que presentan mayores prevalencias de burnout, mientras que respecto a los factores individuales relacionados con menor presencia de burnout se mencionan el optimismo, la afectividad, o la autoestima.

Los tres síntomas más frecuentes que manifiestan los trabajadores que sufren de estrés laboral:

1- Cansancio o agotamiento emocional. Esto es lo que suele aparecer en un primer momento, y se caracteriza por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción creciente entre el trabajo realizado y el cansancio experimentado. Esto se puede detectar en personas permanentemente insatisfechas, quejosas e irritables. Refieren con frecuencia que comienzan a darse cuenta de que su trabajo se va convirtiendo lentamente en una carga con connotaciones negativas. Pero los cambios emocionales no se limitan sólo al ámbito laboral, sino que también se hacen evidentes en el hogar. Estas personas vienen al consultorio esgrimiendo conflictos vinculares que en realidad no son más que parte de un problema mucho mayor, que es el estrés laboral.

2- Despersonalización. Este es un modo de responder a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, las personas que padecen el síndrome de burnout muestran una fachada de hiperactividad que no hace más que incrementar su sensación de agotamiento, alternando con episodios de depresión y hostilidad hacia el medio.

3- Abandono de la realización personal. Esto se manifiesta en el progresivo retiro de todas las actividades que no sean las laborales vinculadas con las actividades que generaron el estrés crónico. Comienza a generarse pérdida de ideales y, fundamentalmente, un creciente apartamiento de actividades familiares, sociales y recreativas, creando una especie de autorreclusión y aislamiento. Los demás comienzan a percibirlo/a como una especie de fanático depresivo y hostil.

La importancia del diagnóstico a tiempo

“El estrés laboral debe ser tratado a tiempo por profesionales expertos. De lo contrario, la persona puede recibir diagnósticos erróneos o desarrollar patologías más graves, tales como depresión, ansiedad u otros cuadros psiquiátricos complejos”, explicó la especialista, para quien “el burnout también puede llegar a ‘destapar’ patologías orgánicas ocultas”. Por ejemplo, una persona puede ser muy sana y tener sus chequeos al día, pero si tiene antecedentes de alguna enfermedad o dolencia, ésta podría llegar a despertarse en esta etapa de estrés si el problema no recibe un pronto abordaje médico.

Y dado que “las exigencias del mundo laboral de la actualidad son altas y los profesionales a veces se ven sobrepasados por sus obligaciones o presiones externas”, Bergoglio concluyó: “Por eso es necesario que se tome conciencia de ello, que cada persona sea capaz de detectar si sufre de los síntomas antes mencionados y que acuda a un buen tratamiento para superar la dolencia y no dejar que ésta lo afecte en su ámbito personal”.

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