viernes, abril 26, 2024
Espectáculos

A 9 años del fallecimiento de Fernando Peña, un genio irrepetible.

 

Unico e irreverente, Fernando Peña tuvo una corta pero meteórica carrera en los medios, en donde logró destacarse tanto por su talento como por su personalidad. A 9 años de su muerte (17 de junio de 2009), algunos de sus compañeros y amigos más queridos compartieron sus recuerdos y coincidieron en que difícilmente alguna otra vez haya otro “puto lindo” como él.

“El mayor legado que nos dejó Fernando es su libertad. Él hizo confesiones que hoy quizá no sorprenderían tanto pero que en su momento eran impensadas. En el living de Susana Giménez dijo que era ‘un puto triste’ cuando nadie decía cosas así. Hoy podría ser un mensaje de cualquiera en una red social, pero en su boca en ese momento era una revolución. Y, claro, tenía un talento único”, dijo Sebastián Wainraich , quien trabajó con él en radio por primera vez como productor en El Parquímetro.

Diego Ripoll, quien compartió micrófono con Peña, también consideró que su marca excede el mundo profesional: “Si bien aportó para que los medios se desacartonaran, también, a su manera, ayudó para que muchas personas salieran del placard. En la tele dejó de ser importante si alguien es LGB o T”

“Para quienes trabajamos con él, su legado innegable es haber estimulado la búsqueda de nuestro mejor potencial. Exploramos lo que podemos dar profesionalmente en distintas áreas. Corriendo el riesgo de desafiar nuestras limitaciones, pero con la libertad de hacer lo que queremos”, completó.

Su amigo Ronnie Arias , con el que trabajó en el ciclo Huevos fritos en la desaparecida FM Energy, aseguró: “Sin duda su legado está en la simpleza del #PutoLindo. Él logró que una palabra que sólo se usa para denostar y destruir se convierta en una bandera de lucha por los derechos de los homosexuales”.

El actor Juan Pablo Mirabelli, quien participó de varias de las obras de teatro de Peña y fue su pareja durante años, cree que aún hay mucho para descubrir en su ciclo más personal, La vereda tropical, conducido por Milagros López. “Fue el programa que más quiso y que cuidó de todos, incluso de sí mismo. Él se odiaba y era un gran autoboicoteador, pero amaba a Milagros López y la cuidaba como su mayor tesoro”.

Y cuando uno comienza a hablar de Peña, es inevitable imaginar qué hubiese dicho hoy de los temas que nos interpelan como sociedad, desde el debate por la despenalización de la interrupción del embarazo a las causas de corrupción o los últimos dichos de Elisa Carrió, pero sin obviar algún escándalo de “Bailando por un sueño” o lo que suceda en la mesa de Mirtha Legrand.

“A Fernando le encantaba la televisión más básica, como los programas de espectáculos o lo que algunos llaman ‘TV basura’. Él era un gran consumidor de esas cosas: cuando vivíamos juntos todos los mediodías veíamos a Mirtha, era como una obligación. Así que hoy sería un gran comentador de lo que sucede en pantalla”, explicó Mirabelli.

Ripoll, en cambio, cree que es más difícil pensar en esos términos: “Peña fue siempre impredecible, por lo que en todo este caos seguramente brillaría, sacando carcajadas de lo más sagrado y tomándose muy en serio las pequeñeces que nos pudieran resultar insignificantes. No sé qué diría pero ese es el ejercicio que nos hace pensarlo. Es un recurso valioso que da otra perspectiva imaginar qué estaría haciendo él en esta época. Pero creo que nos hubiéramos perdido a Ricardo Fort . ‘La Chocoloca’, como Fernando lo llamaba, un poco le tenía miedo”.

Mirabelli coincide con esto: “Fort le tenía terror a Fernando, porque él no se callaba nada y no hubiese permitido que se presente con novias en la TV. De hecho, se hace famoso luego de que Fernando muriera, no sería descabellado pensar que esperó a que eso pasara para darse a conocer”.

En esa misma línea, Arias reconoce que Peña nos estaría sorprendiendo con sus opiniones: “Fernando tenía sus propias reglas, puteaba a quien lo contrataba, repudiaba todo y se ponía en contra solo para generar más contenido. ¡Tenía el don de saber donde duele para apretar más fuerte! No había razón ni ideología… ¡era el marketing del provocador!”.

Esa provocación constante era, después de todo, su marca. Wainraich, por ejemplo, recordó que nunca se podía saber de antemano su opinión sobre las cosas: “A todos nos sorprendía, por ejemplo, que odiaba la marcha del orgullo gay”. Mirabelli agrega que también sus sentimientos políticos eran inesperados, por ejemplo señala que Macri no le gustaba, pero no cree que en la actualidad tuviera la misma posición: “No me sorprendería si hoy estuviese apoyando a Cambiemos”.

 

Sin embargo, a casi una década de su muerte, el lugar que ocupó en los medios sigue vacante. “Nadie mostró aún tener un talento como el suyo. Él construía personas que podían dialogar entre sí, con su voz, con su psicología… parecía desafiar a la lógica”, aseguró Wainraich.

Arias fue más contundente: “No hay un nuevo Fernando porque los genios se dan muy pocas veces”. Ripoll piensa igual: “Cuando hacíamos El Parquímetro y Cucuruchos en la frente, éramos conscientes de que teníamos a Maradona en el equipo. Era ‘el Diego’ en todo sentido. Genial, en estética e inventiva. Resolviendo en fracciones de segundo lo que otros creíamos imposible. Derrotando la mediocridad con el pecho inflado. Quizás aparezca algún Messi. Ojalá sea pronto. La veo difícil”.

“Su verdad y honestidad a la hora de hablar y opinar no se volvió a escuchar. Quien más se le acerca hoy es Sofía Castiglione , pero después nadie más está en los medios sin caretas. Vivimos en una sociedad muy careta y a todos nos cuesta hacernos cargo de quienes somos realmente. Tenemos miedo a nosotros mismos pero él no tenía miedo a lo que dijeran los demás o su familia y tenía muy claro cuáles eran sus verdades y sus valores”, completó Mirabelli. (La Nación)

 

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