viernes, abril 26, 2024
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Dólar un mes congelado: no se mueve de $ 8

cotización oficial del dólar lleva un mes congelada.

A $ 8,01, si se toma el promedio mayorista; $ 8,03, si se considera el vendedor testimonial minorista de las casas de cambio de la City porteña(ver infografía), y a entre $ 8,06 y 8,08, si se considera el precio del que suelen partir los bancos (para agregarle la retención/recarga del 35% en el 91% de los casos) al vender el “dólar ahorro”.

Así, el “dólar de convergencia”, fórmula a la que apeló el Gobierno tras avalar el salto devaluatorio de fin de enero, dejó lugar en el último mes a un remedo de convertibilidad que se hace más notorio porque, mientras el resto de los precios de la economía se mueve (por abrumadora mayoría al alza aun en rubros que estuvieron por años sin cambios, como el de algunas tarifas reguladas), el del tipo de cambio se mantiene congelado.

En el Banco Central (BCRA) sugieren que la estabilidad fue una consecuencia natural del extraordinario ingreso de divisas que se registró este mes, ese que ayer le permitió a la entidad alzarse con otros 330 millones de dólares, por sus intervenciones cambiarias, para cerrar la semana con nuevas compras por US$ 660 millones y darse incluso el lujo de volver a colocar el nivel de las reservas por encima de los US$ 28.000 millones (cerraron a US$ 28.098 millones, sumando US$ 201 millones en el día) y volvieron a un nivel que no frecuentaban desde fines de enero. Pero juran que no se trató de un resultado buscado y hasta advierten al mercado que quien interprete esta estabilidad “como un abandono del sistema de flotación administrada se equivocará”.

Los economistas creen que el congelamiento es el resultado del estrecho desfiladero por que se debe mover la política económica, tras haber superado la última corrida contra el peso.

Según esta evaluación, el Gobierno volvió a anclar el tipo de cambio no por convicción, sino por necesidad de no acercar más fuego al incendio inflacionario.

Claro que ello agregan otros dos condicionantes: el intento por no encarecer el proceso de recomposición temporal de las reservas, que deriva de los ingresos de la soja, ni hacer lo propio con las importaciones energéticas que, en 2013, se multiplicaron por tres del primero al segundo trimestre.

“Vemos que, así como dejaron a Fábrega actuar de bombero cuando todo se quemaba, ahora privilegian las preocupaciones legítimas sobre el impacto que este ajuste autoinfligido tuvo sobre el nivel de actividad, porque la recesión ya se siente en la calle”, traduce Gastón Rossi, de la consultora LCG, aludiendo a roles y opiniones que se priorizan, según las circunstancias. Pero a la vez advierte que sería un error “sobreestimar la paz cambiaria”, en especial, si intentasen “bajar las tasas sin haber dado ninguna señal de prudencia fiscal”.

Incluso algunos hasta se atreven a ponerle fecha al fin del precio fijo del dólar. “Van a esperar que el IPCNu de abril, a conocerse a mitad de mayo, confirme una desaceleración inflacionaria para volver a deslizarlo de allí en más a un ritmo del 1,5% mensual, es decir, dejarlo subir entre 8 y 9 centavos por mes, para tratar de no repetir la experiencia de enero”, arriesgó Javier Gónzalez Fraga, al exponer anteayer en la 11a Conferencia de Coface, la empresa especializada en seguro de crédito.

Su colega Fausto Spotorno, del estudio Ferreres y Asociados, cree que las minidevaluaciones volverán apenas el BCRA tenga plena seguridad de que el ingreso de divisas está asegurado y las reservas recompuestas “un poco más arriba” y en el Gobierno sienta que la inflación le da un respiro, “lo que no quiere decir que baja en serio, sino que se estaciona en el rango del 2%. Luego, acelerarán el paso un poco más en el segundo trimestre”.

TODO EL MUNDO SACA CUENTAS

Los operadores cambiarios, en tanto, creen que el BCRA exprimirá a fondo la pax cambiaria conseguida tras forzar a los bancos a desdolarizarse y subir las tasas. Aseguran que esa percepción, que recrea el riesgo de repetir errores, es la que está detrás del repunte de 34 centavos que mostró el precio del paralelo en la calle, al saltar de $ 10,40 a 10,74 en las últimas 72 horas.

El punto es que la aceleración inflacionaria, que sucedió al salto del dólar en enero, ya evaporó el 38% de la ganancia de competitividad cambiaria real multilateral obtenida entonces, según cálculos de LCG.

Para Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma, esa erosión ya supera el 50% en paridad del peso contra el dólar que, por su impacto sobre los sectores exportadores decommodities agrícolas e industriales, no deja margen para adoptar al tipo de cambio nominal como ancla otra vez. “La inflación acumulada en 2014 a hoy en el año es del 14,4% contra un ajuste del precios del 1,6% promedio en EE.UU. Así, el diferencial de inflación supera el 12% en lo que va de 2014, que te pega casi a pleno porque el dólar oficial lleva tres meses estabilizado”, explica.

Fuente: La nacion.

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